caracas - Venezuela enfrenta una crisis económica sin precedentes en la era chavista. La caída de los precios del petróleo que se viene produciendo desde hace siete meses ha supuesto la estocada final a una situación que se venía gestando desde hace dos años. El cóctel es explosivo: el precio del petróleo ha bajado un 70% en este tiempo -el 95% de los ingresos por exportaciones del país corresponden precisamente al crudo-, el desabastecimiento de alimentos, productos de higiene y medicinas alcanza niveles sin precedentes y la inflación oficial es del 63%, la más alta del mundo. Además, la semana pasada, el Fondo Monetario Internacional (FMI) auguró una contracción del 7% en el crecimiento económico de Venezuela durante 2015.

La crisis se hace evidente en las calles, no solo por las kilométricas colas de hasta cuatro horas que se registran cada día a las puertas de los supermercados, sino por el aumento de la pobreza. En un informe hecho público recientemente, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) destacaba que la reducción de la pobreza se ha estancado en toda América Latina, pero que solo en Venezuela se ha dado una caída del salario real de la gente -aquel que representa la cantidad de bienes que el trabajador puede adquirir con el volumen de dinero que percibe- en torno al 4,4%. Los datos para el estudio de la CEPAL se remontan a hace dos años, con el inicio de la crisis en Venezuela. El informe señala también que en ese tiempo la pobreza subió en el país un 6,7% (del 25,4% al 32,1%), así como la tasa de indigencia (del 7,1% al 9,8%).

El presidente Nicolás Maduro asegura que la crisis es parte de una guerra económica llevada a cabo por sectores empresariales y de la oposición para derrotar al Gobierno. Por ejemplo, para el mandatario, el desabastecimiento se debe a que las empresas privadas ocultan los productos, cierran cajas o venden los productos a contrabandistas que los revenden más caros. De hecho, el Gobierno ha intervenido varias cadenas de tiendas, y más recientemente una red de farmacias, y detenido a varios directivos. Sin embargo, para economistas y sectores opositores, mientras se vendan productos a un precio menor al del mercado, como es el caso de los productos de precio regulado en Venezuela, habrá sobredemanda de estos, ya sea para revenderlos o consumirlos más de la cuenta. El asunto no es menor, y es que el tema de las colas se ha convertido en el principal problema de los venezolanos, según las encuestas recientes.

El presidente venezolano anunció hace una semana un paquete de medidas económicas que incluyen tres tipos de tasa de cambio, un aumento del 15% del salario mínimo, aumento en el precio de los combustibles y una mayor inversión en obras de infraestructura, vivienda y educación. Prometió, asimismo, que la caída en los ingresos del país no iba a afectar a los programas sociales que impulsa el Gobierno, eje central de la política chavista desde la llegada al poder de Hugo Chávez.

Al respecto, Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis, asegura: “Lamentablemente, la magnitud de la crisis económica en Venezuela es muy grande, la caída en el nivel de ingreso es de casi 30.000 millones de dólares, que es la mitad del ingreso que obtuvo Venezuela en 2014; por lo tanto, el margen de maniobra del Gobierno está muy restringido. Las necesidades del país son gigantes, la afectación de la cadena productiva ha sido severa y la capacidad de reacción del Gobierno ha sido tardía y poco contundente. Esta es una crisis en la que no se ve una solución clara”.

Situación política “Existe impacto de la crisis tanto en la calidad de vida de la gente como en el nivel de ingreso real de la población venezolana, por eso esta crisis exige cambios económicos muy complejos que tienen costos políticos. Y ahí el margen de maniobra del presidente está comprometido, su capacidad para tomar decisiones costosas en materia económica se restringe en medio de una popularidad afectada”, señala Luis Vicente León. Según Datanálisis, la popularidad del presidente Maduro se sitúa en torno al 22%, una cifra que coloca al mandatario en una situación complicada en un año electoral. Aunque aún no han sido convocados, previsiblemente se celebrarán en diciembre comicios legislativos, en los que la oposición aspira a hacerse con la mayoría en el Congreso. Acuciada por las divisiones internas desde hace un año, la Mesa de Unidad Democrática (MUD) ha tratado de mostrar unidad en las últimas semanas ante la crítica situación económica que vive el país y sacar así ventaja al Gobierno chavista. Sin embargo, según Luis Vicente León, “todavía no se puede hablar de unión entre la oposición”. “Uno de los grandes problemas es que a pesar de la caída de la popularidad del presidente, en el otro lado el tema es muy complejo, no hay una articulación coherente, tienen muchos conflictos, hay líderes con egos importantes que no se ponen de acuerdo”, explica.

El analista hace distinción entre dos escenarios: por un lado el electoral, donde la oposición se muestra más unida y capaz de llegar a acuerdos. En este caso, sus posibilidades de cara a las elecciones de diciembre son favorables, ya que parte como favorita. El otro es el de las calles, donde todavía existe división. El sector afín al encarcelado Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma sigue apostando por forzar un cambio político a través de la movilización popular, una estrategia que rechaza la cabeza más visible de la oposición: Henrique Capriles. “El Gobierno es débil electoralmente hablando porque su popularidad es baja, pero es hiperfuerte en el control de las armas, de los militares, del poder, de los medios, de los recursos. Ese cuento de que la oposición puede sacar al Gobierno en las calles me parece un tanto naif. Ya los intentos del año pasado dejaron mucha frustración”, ilustra el analista.

Crisis económica. Los precios del petróleo han bajado un 70% en los últimos. Teniendo en cuenta que el 95% de los ingresos por exportaciones del país corresponden precisamente al crudo, la caída del nivel de ingreso de Venezuela es de casi 30.000 millones, que es la mitad de lo que ingresó en 2014. Esto ha agudizado la precaria situación económica que vive el país desde hace dos años: la inflación oficial es del 63%, los precios no hacen más que subir, el desabastecimiento alcanza niveles récord y tanto la tasa de pobreza como la de indigencia han subido, según los últimos datos.