barcelona - La fumata blanca está al caer. A expensas de si hoy Artur Mas oficializará el adelanto electoral y la manera en que el soberanismo concurriría a las urnas, desde Convergència y Esquerra comienzan a airear cuáles serán sus respectivas concesiones en pro de que los ciudadanos catalanes puedan expresar mediante una papeleta sus ansias de independencia. Después de que la formación liderada por Oriol Junqueras afirmara su disposición a aceptar la tercera de las propuestas del president, donde solo la candidatura del jefe del Govern incluiría a independientes para dotarla de un carácter transversal, algo que los republicanos consideran en cualquier caso “ilegítimo”; CDC admitió ayer que el partido no tendrá ningún tipo de relación legal con la lista de Mas, lo que les convertiría en una fuerza extraparlamentaria, de modo que sus siglas o las de la federación nacionalista (CiU) ni siquiera aparecerán en la eventual campaña electoral. “Es el ejemplo de que Convergència se sacrifica por el proceso”, describió su portavoz, Mercè Conesa. Una postura que abre una serie de dudas, entre ellas la presencia que podría tener esa lista del president en los medios públicos toda vez que no estaría auspiciada por ninguna formación de la actual Cámara catalana.
Mas mantuvo ayer una reunión con las cúpulas de CDC y Unió, así como un encuentro personal con el líder de UDC, Josep Antoni Duran i Lleida, en el Palau de la Generalitat y al que asistió también el secretario general de los democristianos, Ramon Espadaler, y el presidente de su consejo nacional, Josep Maria Pelegrí, mientras que en representación de Convergència estuvo su coordinador general, Josep Rull, y el vicesecretario general de coordinación institucional, Lluís Corominas. Y es que en este contexto Unió se ha mantenido a la espera de ver el transcurso de las negociaciones con ERC ya que siempre ha defendido que se agote el actual mandato. Los republicanos subrayaron que a la entente solo le falta ser cerrada formalmente e insisten en que las elecciones deben tener un tinte plebiscitario antes de las municipales ya que, dejarlas para más adelante, supondría colocar el proceso soberanista en manos “de la agenda española”, ya que coincidirían con los comicios locales o con la precampaña de las generales. A juicio de la portavoz de ERC, Anna Simó, han aceptado el tercero de los escenarios que planteó Mas, consistente en listas separadas y que él encabece la única candidatura transversal, de modo que en las filas de Junqueras -que lo corroboró con un tuit- no habrá representantes de la sociedad civil sino personas vinculadas a su formación.
Entre tanto, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) sigue con la idea de presentarse a las elecciones si el acuerdo previsto no fructifica, fijando el 15 de enero como fecha límite para su convocatoria. Es más, en la noche de ayer organizó una cacerolada para presionar a favor del pacto dentro de una campaña que lleva por nombre Acuerdo, elecciones e independencia, repitiendo este acto durante todos los días y anunciando que si finaliza este margen y todo sigue igual, convocará para ese mismo día concentraciones en todo el territorio catalán y una movilización de mayor intensidad de cara al próximo domingo. La plataforma civil que preside Carme Forcadell está diseñando una consulta interna dirigida a sus asociados, simpatizantes y colaboradores para decidir el posicionamiento futuro de la entidad tanto si hay acuerdo o no sobre el futuro del proceso soberanista.
Desde Convergència valoran que Mas “se haya movido” respecto a su posición inicial, puesto que acepta varias listas, por lo que se solicita “generosidad” a Junqueras respecto a la hoja de ruta. “Pedimos volver a la cultura del acuerdo y a conversaciones discretas”, evitando “reproches”, para dar “una respuesta clara en los próximos días” a la ciudadanía, destacó Conesa. A su vez, el presidente de la asociación soberanista Súmate, Eduardo Reyes, descartó unirse a la lista de Mas o ingresar en cualquier otra o en un partido si es “acatando órdenes”, porque va en contra de la “renovación de la democracia”. “La gente debe tener la plena libertad para escoger dónde quiere ir”, zanjó.
Desde las filas constitucionalistas las críticas se dirigen al president por señalar a ERC cómo debe confeccionar su plancha. Entre otros, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, consideró “vergonzoso y absurdo” que se vea con naturalidad que un partido quiera imponer a otro cómo debe elaborar su lista. Tras tildar de “sainete” la evolución de las negociaciones entre Mas y Junqueras, reclamó acabar ya este “espectáculo lamentable”, para permitir a los partidos ponerse a trabajar y planificar cómo tienen que afrontar este 2015. Desde el PP catalán, su portavoz Enric Milló calificó de “vergonzoso” el “intercambio de mensajes SMS, cartas y reuniones secretas” entre Mas y Junqueras, a quienes “solo les interesa repartirse el poder, menospreciando de manera inaceptable a los catalanes, que están hartos”. El líder de Ciutadans, Albert Rivera, exigió la convocatoria de elecciones anticipadas para cambiar un Govern “de reuniones y de cumbres, pero que no gobierna”. Los reproches proceden también desde las filas proclives al derecho a decidir. No en vano, el secretario general de ICV, Josep Vendrell, preguntó al Jefe del Govern “quién se ha creído que es” para “imponer” a otra fuerza quién debe integrar su lista electoral.