GASTEIZ - Técnicamente, quedan dos días para que expire el plazo que dio el lehendakari a Mariano Rajoy al objeto de que atendiera sus propuestas sobre la negociación del Cupo, el traspaso de las competencias pendientes y la gestión del nuevo tiempo sin ETA. Sin embargo, el presidente español aún no ha respondido a ninguno de sus requerimientos y nadie aguarda novedades. Tanto Urkullu como el PNV han comenzado a retocar su estrategia para adecuarse a una nueva situación en la que ya no cabe esperar nada del presidente español. Según ha podido saber este diario, no se espera que el lehendakari dé una respuesta altisonante ante los medios de comunicación ni que declare la guerra a la Moncloa. No es su estilo. No obstante, al margen de que haya o no declaración institucional, sí se distanciará de Rajoy por la vía de los hechos: si ve que no hay opciones de mantener una relación fructífera, para el lehendakari la legislatura del PP estará acabada, y dará por terminados sus intentos y su insistencia por carta y por teléfono al popular. “El lehendakari ya no va a insistir. Si le llama Rajoy, bien, pero él no insistirá”, explican desde Lakua. No quiere decir que vaya a romperse la relación entre ambos gobiernos a nivel más técnico, entre consejerías y ministerios, porque Lakua no renunciará a impulsar las cuestiones pendientes, el tren de alta velocidad o los traspasos competenciales. Pero al más alto nivel, entre Urkullu y Rajoy, no habrá nada si no es el popular quien toma la iniciativa. El lehendakari viajará el 22 de enero a Madrid para participar en un desayuno informativo y no prevé reunirse con Rajoy, lo que da una medida del estado de sus relaciones.
En ese contexto, en las últimas horas el Gobierno Vasco y el PNV han proyectado a los medios de comunicación su sintonía con el president Artur Mas y Convergència, con dos reuniones en tan solo dos días. ¿Con qué propósito? Fuentes jeltzales explican a este periódico que la acumulación de citas tiene mucho de mera coincidencia, porque el domingo se celebró el partido de fútbol entre Euskal Selekzioa y Catalunya y aprovecharon la visita de los catalanes para agrupar las reuniones, pero también han querido escenificar su protesta contra la recentralización y su hartazgo ante la falta de respuesta de Rajoy. Se trataba de “reforzar el mensaje” contra la invasión de competencias y contra las políticas del Gobierno español porque el PNV está cansado de la indiferencia del presidente. No es una estrategia ad hoc porque el descontento con Rajoy ya existía antes y la relación del PNV con CiU ya era fluida, pero de alguna manera esa fotografía refuerza el malestar jeltzale en una semana en que expira el plazo dado por Urkullu.
Ayer mismo, Convergència y el PNV suscribieron un compromiso de calado. Fuentes jeltzales explicaron a este periódico que, en el marco de la reunión entre el líder del EBB, Andoni Ortuzar, y el coordinador general del partido de Mas, Josep Rull, ambos líderes se comprometieron a explorar la vía europea ante la cerrazón de Madrid, que se niega a reconocer los derechos nacionales de Euskadi y Catalunya. En concreto, si se mantuviera la actual cerrazón del Gobierno español, convocarán una nueva reunión a medio plazo para articular esa propuesta y buscar la vía para que sean las instituciones europeas las que realicen ese reconocimiento. Ortuzar llevaba varias semanas rumiando la idea y, en la declaración aprobada por su partido tras la consulta catalana del 9 de noviembre, ya apeló “a las recién constituidas instituciones europeas para que velen y medien en una cuestión que no solo afecta a vascos, catalanes y españoles, sino también al conjunto de Europa”. Son conscientes de las presiones que puede ejercer el Estado español en Europa para cortocircuitar cualquier movimiento, y también será complicado vencer las resistencias de una Comisión Europea que acostumbra a despachar esos debates al considerarlos “asuntos domésticos”, pero ambos partidos, al menos, han podido introducir el debate del autogobierno en la agenda de la Eurocámara de alguna manera propiciando en junio la constitución de un grupo de trabajo en la bancada de ALDE, de la que forman parte, para buscar solución a los problemas territoriales que existen en algunos estados miembro. Aunque no participó en la reunión semanal del EBB, Rull sí estuvo presente en el almuerzo de los burukides.
En una nota conjunta para valorar su reunión en Sabin Etxea, que duró una hora y media, Ortuzar y Rull suscribieron las reflexiones hechas públicas por Urkullu y Mas en la cita celebrada un día antes en Ajuria Enea, donde acordaron hacer frente a la recentralización. El jeltzale y el convergente compartieron su “creciente inquietud y alarma” ante la recentralización que está “quebrando de forma unilateral consensos políticos alcanzados hace tres décadas”. Por ello, trasladaron al ámbito de sus respectivos partidos el compromiso de Urkullu y Mas contra la invasión de competencias, y abogaron por trabajar para que se respeten “las vías” de actualización del autogobierno de Euskadi y Catalunya. Además, opinaron que la solución a los conflictos nacionales vendrá de la mano del reconocimiento del derecho a decidir. Ortuzar pidió a Rull que traslade su solidaridad a Mas y al Govern por la admisión de la querella por desobediencia tras la consulta del 9 de noviembre. “Dar la voz al pueblo nunca puede ser motivo de que alguien tenga que sentarse en el banquillo de los acusados. Entre democracia y ley, nosotros siempre elegiremos democracia”, zanjó el jeltzale.
Pero no quiere decir que los jeltzales vayan a copiar la vía catalana. Tienen claro que sus planes de futuro para ensanchar la soberanía de Euskadi y Catalunya son diferentes, ya que los catalanes preparan un adelanto electoral independentista mientras el Parlamento Vasco busca un nuevo estatus de autogobierno, pero al menos comparten su rechazo a la recentralización y se han comprometido a trabajar conjuntamente. Desde el PNV aseguran que los encuentros con Convergència no son precisamente excepcionales, que la relación entre Ortuzar y el partido de Mas ha sido muy natural desde que accedió al EBB, que ha acudido a todas las celebraciones de la Diada -dos- desde que fue proclamado líder del PNV, y que cuando viaja a Catalunya aprovecha para reunirse con CDC y Unió.
sin acuerdo con rajoy Urkullu había fijado de plazo hasta el 31 de diciembre para acordar con Rajoy porque sería este año cuando se aprobaran los últimos Presupuestos de la legislatura estatal, el último tren para arañar compromisos económicos. El presidente español, que se arriesga a abrir un frente con Euskadi en puertas de que el Parlamento diseñe su nuevo estatus de autogobierno, se decantó por no incluir ninguna petición de calado del PNV, incluso tensando al máximo su relación con los jeltzales al acusarlos de faltar a la verdad cuando dicen que Madrid no tiene ningún gesto.
En cualquier caso, el PNV siguió dando margen para el acuerdo: diferenció entre los compromisos que debían ir acompañados de dotación presupuestaria, como el tren de alta velocidad, para los que ya no había margen tras la aprobación de las últimas Cuentas de Madrid; y aquellos que, como la paz, podrían acordarse más adelante, de modo que aún quedarían días para pactar antes de finales de año. Pero no ha habido ninguna señal de Madrid y se ha llegado al 30 de diciembre sin avances.
Queda un año para que acabe el mandato de Rajoy y no parece que vaya a cambiar de postura con las generales en el horizonte y en un 2015 plagado de comicios, municipales y autonómicos en varias comunidades. Algunos partidos ven agotado el mandato de Rajoy, y comienzan a pensar en el escenario que se abrirá tras las generales cuando, sea quien sea el que gobierne, lo hará en minoría, lo que podría facilitar los acuerdos.