gasteiz - Mariano Rajoy hizo oficial ayer lo que ya se conocía: la aprobación de sus Presupuestos para el próximo año sin ninguna concesión, tampoco al PNV. Un día antes había negado en el Congreso que ignore al lehendakari y aseguró haber atendido algunas de sus propuestas, aunque no pudo más que recurrir a un pacto sobre concertación de impuestos de hace un año y a imprecisiones sobre el aeropuerto de Foronda, y solo pudo concretar la licitación de un nuevo tramo del tren de alta velocidad. No aludió a las competencias pendientes de ser transferidas a Euskadi. El Gobierno Vasco ya no oculta en público que ha perdido la esperanza en que Rajoy reconsidere su postura: solo queda un año escaso para que acabe su mandato y resultaría todo un hito que mudara su discurso en tan poco tiempo y a las puertas de las elecciones generales. Además, durante todo el año, los partidos no habrán terminado de salir de una campaña electoral cuando habrán entrado inmediatamente en otra: municipales y forales en mayo, autonómicas en varias comunidades como Nafarroa ese mismo mes, generales a finales de año, y quizás un adelanto en Catalunya. Iñigo Urkullu viajará el 22 de enero a Madrid para participar en un desayuno informativo y, preguntadas por la posibilidad de que intente reunirse con Rajoy, fuentes de Lehendakaritza consultadas por este diario zanjaron que “no hay nada previsto”. Tampoco ha trasladado su descontento al presidente español en las últimas horas por haber asegurado que el PNV falta a la verdad. “No han hablado”, sentencian.

Nadie pone en duda que la actitud de Rajoy contribuirá a enrarecer sus relaciones con el PNV, aunque fuentes de la Ejecutiva jeltzale consultadas por este periódico aseguran que aún no han fijado estrategia, no hay nada definido y la cuestión no se trató en la reunión semanal del EBB del pasado lunes. Hay dos explicaciones: por un lado, a pesar del fiasco de las Cuentas estatales, el lehendakari dio de plazo hasta finales de año a Rajoy para que respondiera a otras cuestiones que no necesitan dotación económica, como la paz o las invasiones competenciales, por lo que Urkullu podría aguardar a los primeros días de enero para fijar postura públicamente y el PNV sigue a la espera y, por otro lado, el partido lleva semanas centrado en otras gestiones de primer orden como la negociación de los Presupuestos en suelo vasco. Debido a que el plazo del lehendakari para acordar la paz tardará unos pocos días más en expirar y a que el PNV está poniendo sus sentidos en otros debates, aún no hay estrategia para responder a Rajoy, si bien tampoco hay margen para grandes volantazos porque en realidad los jeltzales no han llegado a tener una relación estrecha con el PP y no hay demasiado que romper.

Además, el PNV modulará su postura de tal manera que no quiebre su perfil institucional: el portavoz de Lakua, Josu Erkoreka, ya dejó claro que los jeltzales abogan por la fuerza de los argumentos y no por estrategias revolucionarias. En cualquier caso, a nivel estatal hay otros partidos que ya comienzan a dar por agotada la legislatura de Rajoy y piensan en el día después de los comicios generales, cuando el PP, si es que gana, lo haría en todo caso perdiendo su mayoría absoluta, lo que hará más fácil el acuerdo.

La presidenta del BBB, Itxaso Atutxa, aseguró ayer en Onda Vasca que ya no sabe “ni cómo calificar” la relación con el PP. “Es insoportable. En Madrid se ignora absolutamente no ya lo que piden el lehendakari y el PNV, sino los acuerdos en la Cámara de Gasteiz”, dijo. Aprecia una situación similar en Euskadi, donde cree que buscan el protagonismo con críticas y denuncias judiciales para superar las malas previsiones electorales.