Son víctimas con cara, víctimas con una historia personal y familiar que se vio truncada de una manera abrupta. Víctimas a las que la Secretaría de Paz y Convivencia del Gobierno Vasco ha querido rescatar en muchos casos del anonimato que se esconde tras los números y las estadísticas. En esta primera entrega del Mapa de la Memoria elaborado por el Ejecutivo de Gasteiz se recogen los datos personales de quienes murieron de forma violenta en las tres capitales de la Comunidad Autónoma Vasca, o bien nacieron en ellas -en el informe de vulneraciones no se concretaban los nombres-. Posteriormente, y tras las elecciones municipales, se concretará el mapa que haga referencia a los muertos en las distintas localidades vascas.
El trabajo está estructurado en cuatro apartados: las víctimas de ETA y de los Comandos Autónomos, las causadas por los GAL o grupos de extrema derecha como el Batallón Vasco Español (BVE) o Triple A, las causadas por las Fuerzas de Seguridad, y víctimas sobre las que aún persisten dudas sobre la autoría. En el informe aparecen algunos casos por duplicado, por ejemplo, los que siendo naturales de Bilbao fueron asesinados en otra capital, como es el caso de Fernando Buesa, que aparece en la lista de Bilbao por su nacimiento y en Gasteiz por su muerte.
Figuran nombres que han quedado en el olvido como Antonio Recio, inspector de policía asesinado por ETA el 23 de marzo de 1979 en Gasteiz; María José Bravo, de apenas 16 años, asesinada por el Batallón Vasco Español (BVE) el 7 de junio de 1980 en Donostia; o Felícitas María Alexandra Leckett, que falleció el 2 de junio de 1975 tras recibir un disparo de un policía en un control instalado en la autopista a la altura de Donostia. También figuran los trabajadores fallecidos durante la represión del 3 de marzo de 1976 en Gasteiz, o Jon Anza, militante de ETA que apareció muerto en extrañas circunstancias en Toulouse.
Nombres insignes En el Mapa de la Memoria también están incluidos asesinatos de personas que por su responsabilidad política o institucional causaron un gran impacto en la sociedad vasca. Entre ellos cabe destacar a tres parlamentarios vascos: Santi Brouard, Gregorio Ordóñez y Fernando Buesa; y uno de los impulsores de la Ertzaintza, Joseba Goikoetxea.
Así, en orden cronológico, en el informe está recogido el asesinato de Santi Brouard (20 de noviembre de 1984). Médico pediatra, era dirigente de Herri Batasuna, partido por el que fue elegido parlamentario vasco. Brouard fue asesinado en su consulta en Bilbao, un atentado reivindicado por los GAL.
Joseba Goikoetxea tenía 42 años cuando fue asesinado por ETA. El 22 de noviembre de 1993, Goikoetxea, sargento mayor de la Er-tzaintza y destacado militante del PNV, fue tiroteado cuando viajaba en su coche en compañía de su hijo de 17 años. Tras permanecer en coma profundo, falleció a media tarde del 26 de noviembre en el hospital de Basurto.
Menos de dos años después del asesinato de Goikoetxea, ETA acababa con la vida del concejal y parlamentario vasco Gregorio Ordóñez. El 23 de enero de 1995 el dirigente popular se encontraba comiendo con varios compañeros de partido en un bar de la Parte Vieja donostiarra cuando recibió un tiro en la cabeza a manos de un encapuchado de la organización.
Igual de impactante fue el asesinato de Fernando Buesa. Nacido en Bilbao, el dirigente del PSE era gasteiztarra de adopción y fue en la capital alavesa donde ETA lo asesinó el 22 de febrero de 2000. Buesa, que había sido diputado general de Araba y vicelehendakari en el Ejecutivo de José Antonio Ardanza, caminaba por el campus de la UPV/EHU de Gasteiz cuando ETA hizo estallar un coche-bomba que se cobró su vida y también la de su escolta, el ertzaina alavés Jorge Díez Elorza.