Belfast - La última ronda de conversaciones en Irlanda del Norte concluyó ayer sin éxito por el rechazo de los partidos a un plan económico presentado por Londres y Dublín para solucionar las cuestiones que afectan al proceso de paz y al funcionamiento de la autonomía.
El primer ministro británico, David Cameron, y su colega irlandés, Enda Kenny, confirmaron a primera hora de ayer la ausencia de un acuerdo entre las formaciones, dividas por cuestiones como el de las banderas, los desfiles protestantes y el legado de casi 30 años de un conflicto armado que causó más de 3.500 muertos.
Las diferencias que mantienen sobre esas cuestiones han afectado también a la toma de decisiones de importancia para el funcionamiento del Ejecutivo de Belfast de poder compartido entre católicos y protestantes, como la adopción de una política presupuestaria o la reforma del sistema de bienestar social.
Después de varias horas de conversaciones durante la jornada del jueves y la madrugada del viernes, Cameron y Kenny lamentaron que los cinco partidos que forman el Gobierno norirlandés no aceptasen acercar posiciones a cambio de una compensación económica.
El dirigente tory aseguró que ha ofrecido un “paquete de ayuda” financiera a Belfast de hasta 1.260 millones de euros, una cantidad que las formaciones han considerado insuficiente.
El ministro principal norirlandés y líder del mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP), el protestante Peter Robinson, advirtió de que esa oferta “debe ser mejorada” porque esa cantidad de dinero “no es nueva ni adicional”.
“El paquete de ayuda del primer ministro es inadecuado. Creo que si (Cameron) quieren comprarnos, si quiere sobornarnos con nuestro propio dinero, se ha quedado corto”, declaró el dirigente unionista, partidario de la permanencia de Irlanda del Norte en el Reino Unido.
También el Sinn Féin, antiguo brazo político del ya inactivo IRA y principal representante de la comunidad católica-nacionalista, ridiculizó la oferta económica planteada por Londres y Dublín, pero reiteró su compromiso para seguir trabajando para lograr un acuerdo.
El viceministro principal norirlandés, el excomandante del IRA Martin McGuinness, calificó de “poco creíble” el paquete de ayuda de Londres e “insuficiente” para “combatir la política de austeridad” impuesta por Cameron “durante los últimos cuatro años y medio”.
Más duro fue el presidente del Sinn Féin, Gerry Adams, quien escribió en su cuenta de Twitter que Cameron y Kenny se comportaron como “principiantes” y pecaron de “torpeza” durante estas negociaciones.
Además, Londres podría multar a Belfast con 252 millones de euros si no acomete una reforma de su sistema de bienestar social, una demanda planteada por el Gobierno central a otras regiones autónomas del Reino Unido.
A este respecto, el Sinn Féin recordó que Irlanda del Norte “no es Escocia, ni Gales, ni Inglaterra”, sino que se trata de una provincia que busca “dejar atrás” un sangriento conflicto y que necesita más fondos para lograr ese objetivo.
Esta nueva ronda de conversaciones ha estado presidida por el enviado estadounidense a Irlanda del Norte, Gary Hart, quien comenzó el pasado octubre sus contactos con las formaciones. A finales de 2013, el mediador estadounidense Richard Haass ya celebró encuentros con los partidos para tratar de resolver los asuntos delicados que afectan la marcha del proceso de paz, pero aquellas conversaciones concluyeron sin éxito y las diferencias han seguido creciendo.
Tanto Cameron como Kenny insistieron en que creen que aún es posible llegar a un acuerdo antes de fin de año, al tiempo que dijeron estar listos para regresar a la provincia si los partidos vuelven a la mesa de negociación.
Préstamo del Tesoro británico para la región. El Ejecutivo norirlandés ya se ha visto obligado a pedir al Tesoro británico un préstamo de 126 millones de euros para cuadrar las cuentas de la región durante el actual año fiscal.
Año Nuevo, tope máximo de las reuniones. Todas las partes implicadas en el proceso de paz entienden que cualquier diálogo no debería extenderse más a allá de Año Nuevo, dado que después todas las partes seguramente endurecerán sus posiciones ante la celebración en mayo de las elecciones generales en el Reino Unido.