Donostia - Poco a poco, pero seguro. Casi dos decenas de localidades de Gipuzkoa han puesto en marcha en los últimos tres años procesos para facilitar la convivencia tras años de violencia y conculcación de los derechos humanos. Conocido el ejemplo de Errenteria -el municipio que más ha avanzado hasta la fecha en esta materia-, representantes de otras tres localidades se dieron ayer cita en Donostia para explicar a otras localidades cómo están trabajando.
De la mano de Baketik, Bakeola y Lokarri, que participan para desarrollar estos planes de convivencia en las dos decenas de localidades guipuzcoanas, Urnieta, Azpeitia y Zarautz abordan realidades diferentes. Como tal, la convivencia en los tres municipios se encuentra en fases diferentes.
Una de las claves en las que coinciden es en el consenso. Así lo explica la teniente de alcalde de Urnieta, la jeltzale Maribel Vaquero: “Se debe conseguir que el proceso sea de todos, porque si no, no va a perdurar, sino que será algo de alguien que está en el gobierno municipal de turno”. La también presidenta de la comisión de Derechos Humanos del Parlamento ubica el comienzo de la andadura en noviembre de 2011, “época que coincidió con el anuncio de ETA de cese definitivo de la violencia. El tema de la convivencia lo teníamos en el programa electoral y pocos meses después de las elecciones, firmamos el acuerdo con Baketik”.
Un plan que, con la condición indispensable del consenso entre los tres grupos municipales (PNV, Bildu y PSE), presenta actuaciones en ámbitos como el político, el educativo, el divulgativo -repartieron dos folletos sobre conceptos, “aclarando qué son conceptos, para que todos hablemos de lo mismo”- y el ciudadano, con jornadas y la próxima puesta en marcha de un consejo ciudadano. De la mano de expertos como Paco Etxeberria o Carlos Martín Beristain, el Consistorio de Urnieta abordó varios open space hace varios meses. Tras una charla, “los asistentes se reunían en grupos y luego daban a conocer sus conclusiones. Al final de las jornadas, sacamos unas conclusiones”, explica Vaquero, que detalla que se dieron a conocer tiempo después “con qué pedía la ciudadanía. Quizá por los prejuicios de los políticos, pensábamos que era pronto para hablar de víctimas y demás”. En los grupos tras las charlas, no se decía quién se tenía que juntar con quién y “la gente solía buscar al diferente en los grupos”. “Vas pensando que es un tema muy sensible, que habrá que ir muy poco a poco, y cuál fue nuestra sorpresa que fueron los ciudadanos quienes sacaron el tema”, afirma la edil, quien insiste en que “es un tema que hay que proteger, en el que hay que trabajar la empatía”.
En otro punto de su proceso se halla Azpeitia. Su alcalde, Eneko Etxeberria, recuerda que “la pasada legislatura fue muy, muy dura en el pueblo. Basta con apelar a la memoria. También lo fue en el ámbito político. La convivencia estaba muy, muy deteriorada”. “Tras las elecciones de 2011, con la nueva legislatura estábamos personas nuevas en las diferentes partes, no hablo solo de Bildu. Las relaciones fueron mejorando poco a poco y vimos la oportunidad para ordenar estas cuestiones de convivencia . Por medio de Lokarri y por consenso, empezamos a tomar determinadas decisiones, no solo de esto sino también con temas como el Mapa del Sufrimiento, o en el ámbito educativo”. El primer edil azpeitiarra defiende que, en el caso de su localidad, va a hacer falta “más tiempo. El ejemplo de Errenteria es muy bueno, pero a nosotros, yendo ahora mismo más despacio, nos va mejor. Una de nuestras normas es decidir por unanimidad”. Con la máxima de la discreción en la fase actual, Etxeberria reconoce que en temas como la convivencia “los ciudadanos están un par de años por delante de lo que leemos a los políticos o en los medios. En un pueblo como Azpeitia se aprecia. Es algo que sorprende. Quizá porque hayan llegado otros problemas como la crisis, diferentes pero muy potentes, la gente ha apostado por la convivencia”.