bilbao - A falta de poco menos de un mes para que se lleve a cabo la manifestación convocada en Bilbao por Sare en favor de los derechos de los presos, el PNV tiene tomada ya una decisión: la formación jeltzale no acudirá a la marcha. Así, y salvo que en el periodo de tiempo que falta hasta esta cita ocurran hechos no previstos que alteren el transcurso de los acontecimientos, el partido de Sabin Etxea tiene muy clara su postura. “El PNV no estará en esa manifestación. Tradicionalmente no hemos ido a esta manifestación, del mismo modo que tampoco enviamos delegaciones a otras manifestaciones que se celebran a lo largo del año. Tenemos claro que hace falta otra política penitenciaria, tenemos claro que hay una gran parte de este problema que se podría solucionar con la simple aplicación de la ley. No con aplicar otra ley, sino con aplicar el actual Código Penal. Pero eso que lo interiorizamos, y que todos los días intentamos que suceda, no hace que veamos como lo más útil o necesario que vayamos a una manifestación en la que solo se pone el acento y la lupa sobre una cuestión”, aseguran a este diario fuentes de toda solvencia del PNV.
La presencia del PNV en la marcha celebrada el 11 de enero de este año 2014 fue uno de los hechos más llamativos de una manifestación a la que, según fuentes de la Policía Municipal de Bilbao, acudieron alrededor de cien mil personas. Con su presidente Andoni Ortuzar a la cabeza, en las calles de Bilbao estuvieron presentes destacados dirigentes jeltzales como Joseba Egibar, presidente del Gipuzko Buru Batzar; Manu Aierdi, presidente del Napar Buru Batzar o Txetxu Aurrekoetxea.
Echando la vista atrás, en el PNV consideran que la presencia entonces en aquella manifestación iba mucho más allá que la defensa de los derechos de los presos. En la formación jeltzale consideraban que estaba en juego todo el proceso de pacificación y normalización política iniciado con el anuncio de ETA del final de su actividad violenta y, asimismo, estaba también en juego una posible vuelta atrás en el camino ya andado ante la posibilidad cierta de una ilegalización de Sortu. “El PNV no tenía pensado acudir a la cita y si estuvimos en ella no fue para reivindicar una política penitenciaria distinta, porque para eso hay caminos que son mucho más eficaces. Fuimos porque creíamos que estaba en peligro el proceso de pacificación y normalización política e incluso la democracia. Estaban en peligro pilares básicos como son el derecho a la manifestación. Prohibiciones que creíamos que eran ya cuestiones del pasado, se volvieron a dar. Se puede asegurar que fuimos más para dar un aviso a Madrid. Fuimos para que supiera el Gobierno español dónde no nos iban a tener y dónde nos iban a tener si las cosas seguían así”, trasladan desde el PNV.
Un contexto difícil Lo cierto es que la manifestación del pasado enero llegó rodeada de demasiado “ruido”. Un par de meses antes, a finales de septiembre de 2013, la Audiencia Nacional asestó un golpe a Herrira con la detención de sus cabezas más visibles. Pese a que las 18 personas arrestadas quedaron en libertad tras declarar en la Audiencia Nacional, el juez Eloy Velasco ordenó el cese de las actividades de Herrira por un periodo de dos años y cerró todas las cuentas que poseía la organización de apoyo a los presos. Se produjo, de este modo, una ilegalización de facto de esta organización.
Así, la plataforma Tantaz Tanta tomó el testigo y fue la encargada de convocar la manifestación prevista para el 11 de enero de 2014. Apenas 72 horas antes de la fecha prevista para la marcha, la Guardia Civil detuvo a lo que denominó el Frente de Abogados. Entre los letrados arrestados en aquel operativo se encontraban Arantza Zulueta y Jon Enparantza, actualmente en prisión.
De este modo, el ambiente de cara a la manifestación estaba ya enrarecido y se calentó aún más cuando el delegado del Gobierno español en la CAV, Carlos Urquijo, pidió a la Fiscalía la prohibición de la manifestación al considerar que Tantaz Tanta era una sucesión de Herrira. Así, 24 horas antes de la marcha, el juez Velasco hacía suyas las indicaciones de la Fiscalía de la Audiencia Nacional y prohibía la manifestación al considerar que era un acto convocado bajo las directrices de Herrira.
A través de las redes sociales aparecieron llamamientos a mantener la convocatoria pese a la prohibición, y ese fue uno de los principales motivos por los que el PNV decidió mover ficha. En las filas jeltzales se tenía la impresión de que los acontecimientos abocaban a poner patas arriba todo el proceso de paz e incluso corría peligro Sortu, puesto que a tenor de lo sucedido con Herrira no era descabellado pensar en que desde ciertas instancias no se descartaba la ilegalización del partido de la izquierda abertzale. Asimismo, en el centro del huracán se situaba a la Ertzaintza, que se vería obligada a cumplir con las indicaciones emanadas desde la Audiencia Nacional de impedir cualquier tipo de concentración.
A media tarde del viernes día 10, Andoni Ortuzar y Hasier Arraiz comparecían ante la prensa para anunciar la convocatoria de una marcha silenciosa el día siguiente, a la misma hora y con el mismo recorrido de la manifestación prohibida por el juez Velasco, pero el lema de esta convocatoria iba más allá del derecho de los presos. Giza eskubideak. Konponbidea. Bakea (Derechos humanos. Acuerdo, Paz). Ese fue el lema de la manifestación convocada por PNV y Sortu y a la que se sumaron otras fuerzas políticas y sindicales vascas como Alternatiba, Aralar, EA, Geroa Bai, LAB y ELA.
Un año después, y superado aquel momento crítico, la situación es diferente, por lo que desde el PNV consideran necesario un cambio en el planteamiento de la manifestación. Además de la situación de los presos, en la formación jeltzale consideran que sería positivo poner también el acento en las víctimas. “No consideramos necesario ir a una manifestación en la que solo se pone el acento y la lupa sobre una cuestión. Pedimos a la izquierda aber-tzale y al mundo de los presos que miren todo el país en conjunto. Que miren a las víctimas, mirar lo que ha supuesto tantos años de sufrimiento. Si hicieran eso, probablemente los eslóganes de la manifestación cambiarían. Y la convocatoria sería mucho más abierta”, aseguran a este diario fuentes jeltzales.
Desde el PNV afirman que el hecho de no acudir a esta manifestación no significa que no vayan a seguir trabajando en pos del asentimiento definitivo de la paz y la convivencia. “Seguiremos exigiendo a ETA el desarme unilateral, la revisión crítica de su pasado y el reconocimiento del daño injusto causado. Seguiremos exigiendo al Gobierno español la aplicación de una política penitenciaria acorde con el nuevo tiempo sin armas y sin ETA, así como el fin de la dispersión. Y seguiremos trabajando a destajo con todos los actores implicados, pero especialmente con Sortu y el PSE, para la reactivación de la Ponencia de Paz”, afirman.