barcelona - Espoleado por el éxito de la consulta del 9-N, que CiU ha empezado a patrimonializar superando a ERC en las encuestas, y tras el mazazo a la vía de la negociación que ha supuesto la querella presentada por la fiscalía por su convocatoria, el president de la Generalitat Artur Mas desveló ayer la hoja de ruta que ha diseñado para “completar el proceso político iniciado hace dos años”. Y lo hizo abogando por adelantar las elecciones catalanas, planteadas con carácter plebiscitario sobre la independencia, con una lista única soberanista que cuente con representantes de los partidos políticos, de la sociedad civil y expertos con el objetivo de construir un Estado catalán en un mandato de un año y medio de duración. Transcurrido ese plazo, se convocarían unas elecciones constituyentes para que ese nuevo Estado eche a andar.
En un acto multitudinario con toda la solemnidad que le confería este esperado anuncio, Artur Mas supeditó el adelanto electoral, para el que no especificó una fecha, a una condición: la creación de esa candidatura abierta a la sociedad que, de facto, convertiría los comicios en plebiscitarios. “Pido a los partidos que, por una vez, den un paso a un lado y a la sociedad civil un paso adelante”, afirmó. El president dejó de este modo la pelota en el tejado de sus compañeros de travesía soberanista, principalmente su socio en el Govern, ERC. El presidente de esta formación, Oriol Junqueras -presente ayer en el Auditori Fòrum donde Mas pronunció ante más de 2.000 personas la conferencia Después del 9-N. Tiempo de decidir, tiempo de sumar-, eludió responder en caliente a este planteamiento. “El protagonista ha sido quien ha hablado, hemos venido a escuchar”, afirmó, emplazando a los periodistas a la conferencia que protagonizará a su vez la semana que viene, con el título Llamamiento a un nuevo país: la república catalana.
Artur Mas comenzó su exposición aclarando que la hacía a título personal, no en vano la preparó en la más absoluta soledad desde el pasado viernes, aislado de Convergencia y del Govern. Recordó que ya en septiembre de 2013 dijo que las elecciones no son el escenario que desea pero sí un último recurso si se pretende silenciar la voz de los catalanes, como considera que ocurre. Afirmó que el Estado español pretende acallar e inhabilitar a los que quieren facilitar el voto de los catalanes, por lo que “ha llegado el momento de utilizar el único instrumento que nos queda para hacer la consulta que se nos niega”: una lista unitaria soberanista que, contrariamente a lo que se esperaba, no exigió liderar. “Puedo encabezar la lista, pero también la puedo cerrar. Puedo ser el primero, pero puedo ser el último”, dijo durante su intervención, en la que recalcó que, si esa plancha ganase por mayoría absoluta, él no volvería a presentarse a unas elecciones porque esa victoria ya supondría un triunfo de los partidarios de la independencia.
Constitución catalana Ante la atenta mirada del líder de ERC, Oriol Junqueras, de los consellers de su Govern y de otros dirigentes de partidos y asociaciones civiles, Artur Mas explicó que las personalidades que asuman participar en esta lista unitaria -tanto las propuestas por los partidos como los representantes de la sociedad civil y expertos- deberán comprometerse a que, una vez finalizado el plazo de año y medio de la legislatura, no volverán a presentarse a las siguientes elecciones.
Durante esos 18 meses, el Govern y el Parlament resultantes de los comicios deberían, además de abrir negociaciones formales para acordar las condiciones de la constitución de un nuevo Estado, ultimar las estructuras necesarias y el paquete legislativo requerido para que el nuevo país pudiera funcionar. También se encargaría de celebrar un proceso participativo para sentar las bases de una futura Constitución catalana que pudiera ser aprobada en la siguiente legislatura. En este sentido, propuso que el Pacto Nacional por el Derecho a Decidir podría ser una buena base de referencia para ese proceso participativo.
Una vez completados estos trabajos y en el plazo máximo de año y medio, se promoverían unas elecciones constituyentes -a las que ya podrían volver a presentarse los partidos por separado- y se convocaría a la vez un referéndum en que los catalanes decidieran sobre la proclamación de un Estado “con pleno conocimiento de cómo nacería”.
Sobre los aspectos más logísticos del funcionamiento de esta candidatura soberanista, el president explicó que la financiación de la campaña se haría al margen de los partidos con aportaciones privadas vehiculadas a través de una fundación; y las subvenciones que pudiera obtener por los resultados obtenidos se repartirían exclusivamente entre los partidos implicados para asegurar su viabilidad financiera en el futuro inmediato. Fuentes del Gobierno español valoraron, poco después de finalizar la conferencia, que Artur Mas ha dado “un paso más en su deriva independentista” y le advirtieron de que seguirá velando por el cumplimiento de la ley.
Lista única. Una plancha en la que se sumen las fuerzas soberanistas que lo deseen, así como representantes de la sociedad civil y expertos en materias claves para construir el Estado.
Mandato. Las personas de la sociedad civil que formasen parte de esta candidatura única no podrían repetir en otras citas electorales, de forma que la integrarían para gobernar una transición de un año y medio hasta el Estado independiente, en el que ya tomarían las riendas los políticos.
Financiación. Se haría al margen de los partidos a través de una fundación, y las subvenciones se distribuirían entre las formaciones implicadas para “garantizar” su viabilidad.
Elecciones constituyentes. Al concluir el mandato de año y medio se convocarían nuevas elecciones constituyentes, en las que Artur Mas ya no se presentaría, con un referéndum paralelo para la proclamación definitiva de la independencia.
Fecha electoral. El president catalán aseguró que todavía no ha decidido esta cuestión, ya que defendió que primero hay que determinar “quiénes queremos hacerlo y cómo queremos hacerlo”.