Iruñea - Javier Esparza, Juan Ramón Rábade, Amelia Salanueva y Alberto Catalán competirán por la candidatura de UPN en las próximas elecciones forales. Los cuatro dirigentes regionalistas han formalizado su candidatura dentro de las premisas establecidas, y serán ahora los órganos del partido quienes eligan al cabeza de cartel. Es la única certeza que reina ahora dentro del partido, donde a la renuncia inesperada de su presidenta Yolanda Barcina se ha unido ahora un polémico y atropellado proceso de relevo que, en principio, deberá culminar el próximo sábado con la votación del Consejo Político.
Algo que de momento no está confirmado y que está pendiente de un recurso interpuesto por un miembro de la juventudes del partido y del propio comité de listas, que considera que delegar la decisión en el Consejo sería antiestatutario, porque este órgano interno, el máximo entre congresos, solo tiene autorización para ratificar o rechazar una propuesta concreta. La apelación debe ser analizada ahora por el comité de garantías, presidido a su vez por Rábade, contendiente en liza y que ayer anunció su voluntan de inhibirse en la resolución. Y todo, en medio de una polémica interna creciente por la demanda de una parte del partido para que la elección del candidato se abra al conjunto de la militancia. Solo Amelia Salanueva se mostró más rotunda, y en línea con lo que ya había avanzado días atrás, aseguró que retirará su candidatura si la elección queda restringida al Consejo Político y no se abre el voto al conjunto de la militancia.
Barcina rechaza las primarias La presidenta del partido sin embargo se apresuró ayer a cortar de raiz cualquier esperanza a quienes abogan por mayor participación interna. Barcina volvió a insistir ayer en que tal posibilidad está descartada porque ese debate “ya se ha tenido y se ha votado”. “Tuvimos ya un gran debate en UPN y la asamblea, todos los afiliados, hace tan poquito tiempo como fue el mes de junio definieron con el 96% cuál debía ser el proceso”, alegó Barcina, subrayando que los militantes de UPN no son partidarios de las primarias.
Esta vez sin embargo evitó hablar de encaje estatutario. Tal vez para no entrar en la dialéctica que le ha planteado el sector crítico en el que participan entre otros Miguel Sanz y varios de sus exconsejeros, como Javier Caballero, Begoña Sanzberro o la propia Salanueva. Son los términos en los que se situa ahora la polémica interna en la formación regionalista. Un pulso soterrado que desde el último congreso vienen manteniendo dos sectores del partido. Formalmente el Consejo Político todavía está sin convocar, y aunque públicamente ya se ha anunciado para el sábado, todavía quedan días para giros imprevistos.
Catalán da la sorpresa Alberto Catalán presentó su candidatura para sorpresa de propios y extraños. El nombre del presidente del Parlamento había circulado en las quinielas desde el principio, pero su silencio de las dos últimas semanas y el hecho de que los distintos sectores se fueran alineando con uno y otro aspirante habían dejado su figura en un segundo plano. Pero Catalán, que lo ha sido todo en UPN, acabó confirmado unas aspiraciones que justificó la situación en la que se encuentra el partido, tanto por la división interna como por las sombrías perspectivas electorales tras el Navarrómetro. Su paso supone toda una patada en el tablero de juego, en el que el consejero Javier Esparza partía como favorito, pero donde ahora comienza una nueva partida.
Todo apunta a una votación ajustada entre Esparza y Catalán, con Rábade como tercero en discordia y una dura polémica por medio.