pamplona - Si UPN quiere paz, en Javier Esparza tiene a su cuadratura del círculo. Pamplonés de 44 años -aunque oriundo de Aoiz-, casado y con dos hijos de 12 y 9 años, el ya futurible candidato de UPN es lo que se concibe como un hombre tranquilo dotado de una personalidad política en el sentido coloquial del término, en tanto que se emplea con amabilidad en las distancias cortas mientras en público se había caracterizado por el bajo perfil de quien se afanaba a conciencia por nadar y guardar la ropa. Justo hasta ayer.

Después de que Yolanda Barcina se bajara en marcha, el tren ha pasado por la puerta de Esparza y éste se ha topado con la oportunidad de su vida tras tres lustros de singladura institucional una vez superado el aprendizaje como concejal. Las escasas dudas que pudo albergar sobre la conveniencia de asaltar sin dilación la candidatura regionalista se encargaron de disiparlas los afiliados de UPN que, sin distinción de sensibilidades, han visto en él un nítido perfil de consenso orgánico. Ciertamente, Esparza se ha encontrado en el lugar adecuado en el momento justo, pues tratándose de un consejero de Barcina -a la que apoyó sin ambages en el áspero congreso de marzo de 2013- es lo más parecido a Miguel Sanz que mora en UPN... exceptuando al propio Miguel Sanz.

Desde la premisa de la fidelidad a la aún presidenta de su Gobierno, lo que no obsta para que no integre el núcleo duro de Barcina -cuyo hombre fuerte es el vicepresidente Sánchez de Muniáin-, Esparza comparte con Sanz formación, ya que se diplomaron en Magisterio (el ahora precandidato y profesor en excedencia se licenció asimismo en Pedagogía), y la condición de excalcaldes por idéntico periodo, dos legislaturas (uno de Corella de 1983 a 1991, el otro de Aoiz, de 1999 a 2007). Las similitudes se completan con el desempeño de las consejerías de Administración Local y de Medio Ambiente, Esparza desde junio de 2012 y Sanz de 1991 a 1994, justo antes de que el PSOE le entregara la presidencia foral ante la cuenta suiza de Otano.

A esa vis localista, con el consiguiente conocimiento del terruño y de sus gentes, también ha contribuido en el caso de Esparza su ejecutoria como presidente de Cederna-Garalur y su permanencia en la ejecutiva de la Federación Navarra de Municipios y Concejos mientras operó como primer edil agoizko. Una experiencia comarcal siempre apreciada por las bases de UPN, con el aditamento del valor añadido de su empatía con el ámbito agrario en su condición también de vigente consejero de Desarrollo Rural y con los agentes sociales de referencia del regionalismo -UGT, CCOO y CEN- con los que colaboró en su año escaso como gerente del Servicio Navarro de Empleo (julio de 2011-junio de 2012), así como con el mundo del deporte, que dirigió entre 2007 y 2011.

Un cargo el de gerente del Instituto Navarro de Deporte y Juventud al que accedió merced a su trayectoria como futbolista, otra de sus concomitancias con Sanz.

aoiz, cara y cruz La carrera política de Esparza no se entendería sin Aoiz, localidad que le escogió por partida doble como alcalde independiente pero que abandonó con amargura -fijando su residencia en Pamplona- en su segunda legislatura tras haber estudiado allí hasta los diez años.

El polémico embalse de Itoiz acabó fracturando a la población en dos bajo el mandato de un Esparza situado el epicentro mismo de la división. El desgaste político y personal por su férrea defensa del proyecto, que se acompañó de dotaciones para Aoiz -también cuestionadas-, le granjeó sin embargo las simpatías de UPN. Particularmente de Rafael Gurrea, aunque también de Sanz, quien lo incluyó en la lista del Parlamento para las elecciones de 2007. Esparza se afiliría a UPN aquel verano, cuando se pergeñaba la alternativa de Fernando Puras que el PSOE frustró.

Más allá de su controvertida gestión en Aoiz, Esparza enfatiza su condición de político “dialogante” con una inequívoca línea roja: la Navarra foral primero y española después no se negocia. Abiertamente partidario de recuperar la relación estable con el PSN, no se cierra a pactos puntuales con otras siglas, incluidas las de I-E y Geroa Bai en según qué cuestiones.

Esparza se proclama una persona “absolutamente normal”, con gustos mundanos como disfrutar de la prole y jugar a futbito con los amigos, con los que intenta tomar alguna copa cuando sus obligaciones se lo permiten. Unos compromisos en trance de acrecentarse si sus conmilitones lo eligen candidato, aun como mal menor para los sectores más extremos de UPN. - Víctor Goñi