BARCELONA - Queda menos de una semana para el esperado 9 de noviembre y aún no sabemos si se podrá votar o no.

-Yo creo que sí que votaremos. Personalmente, tuve algún momento de vacilación viendo el comportamiento de los políticos pero a día de hoy, no creo que haya motivos para pensar que no lo haremos.

¿Cómo se han comportado los políticos?

-Estas últimas semanas, sobre todo con la escenificación de la ruptura del pacto de los partido proconsulta, han decepcionado mucho a la ciudadanía, que esperaba que sus representantes políticos estuvieran a la altura de las circunstancias hasta el final. La sociedad catalana ha demostrado su implicación en este proceso constantemente, con movilizaciones, manifestaciones, jornadas festivas, etc. Creo que los políticos nos fallaron.

El proceso soberanista se alarga en el tiempo. ¿Qué papel cree que están jugando los medios?

-Creo que hay algo que diferencia este proceso político de otros a los que estamos acostumbrados y es que la sociedad civil ha sido tan o más protagonista que los políticos. Los medios hemos ido a golpe de pito con las movilizaciones, sus declaraciones, hemos seguido cada paso que daba la ciudadanía porque iba muy por delante del poder político e institucional.

¿Y esta dinámica terminará una vez alcanzado el objetivo?

-Yo creo que no y además me gustaría que así fuera. Es muy importante para una sociedad tener estructuras organizadas diferenciadas de las instituciones públicas. Además hemos podido comprobar cómo el nivel de organización era espectacular y esto no se pude perder, deberíamos incentivarlo y darle más protagonismo.

¿En qué más ha influido el proceso soberanista en los medios?

-En los conceptos. En el momento en el que el independentismo se mueve hacia una centralidad y aumenta el número de partidarios, la sociedad, y por lo tanto los medios, vamos enriqueciéndonos con nuevo vocabulario que no utilizábamos, como independencia, declaración unilateral de independencia, desobediencia...

¿Observa mucha diferencia entre medios públicos y privados a la hora de abordar este tema?

-No, sinceramente no. Si algo nos caracteriza a los medios catalanes, tanto públicos como privados, es que somos muy fieles a la sociedad, a lo que pasa en la calle. La programación se altera cada vez que ocurre algo noticioso. Nosotros en RAC1 hemos hecho muchos especiales sobre el proceso independentista, pero el canal 324, el canal de noticias de TV3, también.

¿En las tertulias hay una representación amplia de todas las voces?

-En nuestro caso seguro que sí. En nuestros programas participa gente de izquierda, de derecha, de centro, partidarios y contrarios a la independencia, etc. Sí es verdad que a veces tenemos la sensación de que siempre hablan los mismos en todos los lados. Esto sucede porque los medios nos observamos, y cuando vemos que un tertuliano funciona lo invitamos a participar en nuestros espacios. Aquí no existe la exclusividad de opinadores.

Las opiniones también corren a través de las redes sociales. ¿Son imprescindibles en un proceso como el catalán?

-Las redes sociales a nivel informativo son una bomba para bien y para mal. Te dan una inmediatez absoluta para explicar lo que está pasando y además permiten fomentar la participación de la gente. Antes, si querías dar tu opinión debías llamar a la radio, a la televisión o escribir una carta al director. Eso sí, siempre tenías que identificarte. Esto es algo que con las redes sociales se ha perdido.

¿Pero se ha ganado en participación?

-Sí, el problema es que puede imperar el anonimato y de esta forma se ponen en circuito informaciones falsas que llegan con facilidad a todo el mundo. A veces es difícil discernir, pero es labor del periodista contrastar y verificar. También hay que saber medir el impacto de las redes sociales porque no podemos olvidar que no son una radiografía fiel de la realidad.

Hay medios de comunicación que también publican informaciones falsas.

-Estas intoxicaciones tienen el efecto contrario al que aspiran, crean más independentistas.