barcelona - La ruptura de la unidad de los partidos proconsulta se escenificó hace dos semanas con un cruce de acusaciones entre líderes políticos que dejó a la sociedad catalana patidifusa frente a semejante sainete. A día de hoy, sin embargo, vuelven a vestir todos el mismo uniforme dispuestos a saltar al campo de juego para celebrar, dicen, una jornada histórica. David Fernàndez, líder de la Candidatura de Unidad Popular (CUP), ha jugado el papel de árbitro desde que la unidad saltara por los aires. Pero su formación se ha levantado definitivamente de la mesa de negociación para dedicarse exclusivamente a la campaña por el doble sí.
La unidad se rompió por una crisis de confianza. ¿Confían ahora en el Govern de Artur Mas para celebrar la consulta?
La CUP presentó al president un compendio de 11 medidas para asegurar la celebración de la consulta. Asumió 8, fusionó dos y descartó una, que era con la que se comprometían a desobedecer a las instituciones del Estado. Estas medidas nos permiten hacer un seguimiento del proceso y a día de hoy no tenemos motivos para pensar que CiU se echará atrás.
¿Qué lo avala?
Estamos garantizando la capilaridad del proceso. Hemos pasado de 600 colegios electorales a más de 1.250. Los dispositivos están en marcha, así que podemos decir con cautela y prudencia que a día de hoy se está haciendo el despliegue técnico y logístico bajo supervisión de todos los partidos.
Pero la campaña también estaba en marcha cuando se rompió el pacto.
Sí, pero Artur Mas y los suyos decidieron unilateralmente frenar todo el proceso cuando el Tribunal Constitucional admitió a trámite el recurso interpuesto por el Gobierno español. No olvidemos que la suspensión es administrativa, no hay ningún argumento legal que haya tumbado ni la ley de consultas ni el decreto. De esto nos enteramos por los medios de comunicación y no fue un jarro de agua fría, no, cayó como una bomba de neutrones.
Decidieron poner fin a su papel conciliador cuando el Govern anunció un acuerdo bilateral con ustedes.
Es que no era un acuerdo bilateral. Las 11 propuestas las hicimos extensivas a todos los partidos, pero finalmente se convirtió en un arma arrojadiza entre ellos. Tampoco ayuda el exceso de tacticismo y cálculos electorales de los compañeros de viaje.
Mucha gente, incluso el propio president Mas, ha destacado el sentido de responsabilidad que la CUP ha demostrado con su actitud.
Mas que responsabilidad hemos actuado por respeto a la voluntad mayoritaria catalana. Casi dos millones de personas salieron a la calle el 11 de septiembre en Barcelona con un lema muy claro: Llenemos las calles para llenar las urnas. Creemos que no podíamos actuar de otra forma.
Pese a todo, hoy están todos otra vez defendiendo el 9-N como una jornada histórica
Sí. De hecho, dos semanas después volvemos a estar todos de acuerdo en la defensa del 9-N. Tenemos la sensación de haber vivido un bucle y de haber perdido un tiempo inestimable. Nosotros damos por agotada la fase multipartido y nos volcamos ahora en la campaña por el 9-N, para que sea un nuevo hito que haga irreversible la libertad política de nuestro pueblo.
Por tanto, ¿dan por iniciada la partida?
Nosotros estábamos preparados para jugar en equipo, ocupábamos nuestras posiciones, que eran las de defensa y las de lateral izquierdo, por supuesto, para marcar unos cuantos goles al Gobierno español. Pero dentro del vestuario teníamos una discusión monumental. Así que cada uno por su lado.
¿Cómo prevé que será este 9N?
Tenemos el reto de convertirlo en una jornada que desborde al Gobierno español pero también al catalán. Debe ser una jornada democrática, de protesta, de dignificación del pueblo y del derecho a la autodeterminación. Nos volveremos a superar como país y como sociedad porque estamos obligados a batir un nuevo récord.
Pero la jornada se plantea un poco difusa, ¿no?
Será una jornada intensiva donde se aceptan todos los estilos de baile: el que quiera votar que vote, el que quiera protestar, que proteste, el que quiera recoger firmas que lo haga. Hay dos debates sobre la mesa: por una lado está el decidir nuestro futuro como pueblo, pero por otro está denunciar la vulneración de los derechos fundamentales por parte del Gobierno español.
El Ejecutivo de Rajoy ya ha dicho que no se quedará con los brazos cruzados.
Yo no subestimo nunca al Gobierno español, como sí hacen algunos compañeros de viaje, y lo digo con cariño. Ya están moviendo fichas, la fiscalía ya está en marcha a nivel provincial y la Guardia Civil se ha desplegado por el territorio y ha autoasediado la delegación del Gobierno en Barcelona. También sería muy sorayista y muy rajoyista no hacer nada, y no darle importancia al acto. Quizá hay un grado de tolerancia instigado por el desprecio.
¿Y el 10 de noviembre?
Leer muy bien el resultado del día anterior primero. Aún no lo hemos debatido, pero seguramente la CUP también pedirá elecciones anticipadas pasada la consulta.