Bilbao- Miquel Puig, director general de Relaciones Institucionales y con el Parlament catalán, considera que los partidos políticos deben mantener la unidad para que la ciudadanía catalana pueda ejercer el derecho a decidir. Constata, además, la baja calidad democrática del Gobierno español. Puig contrapone las decisiones adoptadas por el Ejecutivo de Mariano Rajoy con la postura mantenida por Canadá y el Reino Unido.

¿Después de la decisión del TC no quedaba más remedio que suspender la consulta del 9N?

-Lo que no podemos hacer es interpretar al president. Lo que se puede hablar es torno al derecho a decidir, que es algo con lo que no se puede comerciar y que el pueblo de Catalunya no tiene por qué transigir.

¿La sociedad catalana que puede sentir tras la decisión adoptada por el Govern?

-La sociedad catalana es conocedora de la situación y no renuncia al derecho a decidir, y lo generará por los medios que se establezcan. El derecho a decidir forma parte del derecho democrático, forma parte del derecho de los pueblos y en la madurez de los pueblos está el asumir las situaciones y persistir en sus voluntades, si estas son mayoritarias y se expresan de un modo institucionalizado.

¿Hay tensiones entre ERC y CiU?

-La unidad de los partidos es un bien que el president de la Generalitat siempre ha procurado mantener porque es el bien esencial que debe conducir al derecho a decidir. La unidad y la generosidad por parte de los partidos para dirigir a la ciudadanía y a las instituciones hacia el derecho a decidir es el bien a preservar. Todas las acciones que realizan las fuerzas políticas van dirigidas a mantener esa unidad. De lo que se trata es que la reivindicación del derecho a decidir sea algo mayoritario, positivo y a través de las instituciones.

¿ERC ha abogado incluso por declarar unilateralmente la independencia?

-Desconozco las intenciones de ERC y no puedo comentar algo que no se.

Si se llegan a dar unas elecciones plebiscitarias, ¿qué sucedería el día después?

-Es una situación hipotética y una de las premisas o de los marcos con los que nos debemos plantear nuestro trabajo es ir paso a paso y analizar la situación a medida que se van produciendo los hechos sin anticipar escenarios. Proyectar sobre hipótesis no conduce a nada. Lo deseable es que la unidad actual de los partidos se mantenga para que el ejercicio del derecho a decidir sea algo mayoritario y positivo y reconocido internacionalmente.

¿Es el Gobierno español una máquina de hacer independentistas?

-Sí. La actitud del Gobierno español es incomprensible. Desde un punto de vista de su constatación en el ámbito internacional es insostenible. En un Estado federal como es Canadá, y con todas las garantías de la Corte Suprema, Quebec puede ejercer su derecho. Y tenemos el ejemplo de otro Estado que no es federal, Gran Bretaña, que se permita una consulta en Escocia con una pregunta pactada y sin ningún problema. Antes estos dos ejemplos, la actitud del Gobierno español es un contraste, una actitud incompresible y autoritaria que pone de manifiesto que es una democracia de baja calidad. Esa actitud lo que produce es un rechazo de la ciudadanía, y no solo en Catalunya, sino en otras muchas partes de Europa.

¿Evidentemente Madrid no se ha comportado como Londres?

-El Gobierno de Cameron se ha comportado como la democracia madura que es. Se ha portado como una democracia que tiene un Parlamento que ha ido evolucionando con el tiempo y ha ido adecuando sus instituciones. El Reino Unido tiene muy asumido que la voluntad de los ciudadanos es algo que hay que tener en cuenta y los poderes públicos no pueden actuar a espaldas de lo que decida la ciudadanía.

¿El Gobierno español ha apelado al miedo al hablar del rechazo de Europa a lo que se decida en Catalunya?

-La actitud del Gobierno español ha sido la de un gobierno maltratador. En lugar de plantear propuestas en positivo, lo único que ha hecho ha sido intentar atemorizar a la ciudadanía catalana sin plantear ningún proyecto en positivo. La ciudadanía en Catalunya se encuentra con la paradoja de tener que vivir una determinada posición política en un plano ideal. Existe una libertad de expresión, pero esa libertad de expresión se puede manifestar en casa y en la calle, pero no en las instituciones. Y no se puede traslucir en una voluntad institucional de realizar ciertas acciones, algo que es paradójico. Por lo que respecta a Europa, han dejado claro que se trata de un asunto interno en el que no se puede inmiscuir. Otra cosa es que cuando la situación encuentre el cauce adecuado para expresar el derecho a decidir, entonces los Estados europeos son democráticos y progresivamente se irán posicionando de conformidad con la democracia y con el reconocimiento a las libertades publicas y a la voluntad de los ciudadanos.

Mariano Rajoy asegura una y otra vez que tiene la mano tendida al diálogo con Catalunya.

-Entiendo que las frases del presidente del Gobierno español, como cualquier observador imparcial de la realidad política puede constatar, son un mero eslogan sin contenido y están dirigidas a tener un cierto reflejo en los medios, pero nada más. No tiene ningún contenido esas apelaciones al diálogo.

¿Entiende la posición del PSOE que en este asunto ha cerrado filas en torno al Gobierno del PP?

-La posición del PSOE, igual que la del PP, es la de un partido nacionalista español que sitúa su propia concepción del Estado por encima del principio democrático que reconoce a todas las personas el derecho a expresar su parecer, y el derecho a que las instituciones velen para encontrar un camino para que esta voluntad política tenga lugar de un modo acordado e institucional.

Hablan PP y PSOE del problema catalán. ¿Es un problema catalán o un problema español?

-La ciudadanía en Catalunya ha expresado de forma reiterada a través de sus instituciones, como es el Parlamento con mayorías amplias, una determinada voluntad política dirigida a decidir sobre su futuro. Esto es una expresión formulada en positivo, de una manera abierta. Una expresión que entra de lleno en el principio democrático de las sociedades avanzadas y, desafortunadamente, esta voluntad política de la mayoría de la ciudadanía catalana no encuentra el cauce adecuado en el marco del Estado español. Más que hablar de problemas, lo que hay que poner de manifiesto es que Catalunya expresa en positivo una voluntad y no encuentra cauce para ello. Lo que encuentra es una puerta cerrada en el otro lado.

¿La ciudadanía catalana está dando pruebas de su madurez?

-Es un valor muy importante. La posición por el derecho a decidir se ha formulado en positivo, de manera pacífica. La razón está de parte de la ciudadanía de Catalunya, y se trata de mantener y perseverar en esta voluntad y que se haga de forma pacifica y con toda tranquilidad. Se trata de encontrar los marcos legales adecuados y los cauces adecuados para que el derecho a decidir se haga efectivo.

¿El 9-N Catalunya estará más cerca del derecho a decidir?

-Sin duda alguna. Es algo por lo que las instituciones y la ciudadanía catalana ha hecho una apuesta importantísima. Y sí, el 9-N estaremos mucho más cerca del derecho a decidir.