los titubeos turcos ante el Estado Islámico (EI) son tan evidentes cómo lógicos. Y, además, están justificados por la historia del siglo XVIII, ya que entonces el Imperio Otomano se enfrentó al radicalismo wahabita de aquel entonces para acabar perdiendo la mayor parte de sus posesiones en la Península Arábica.

Hoy los problemas sirios de Ankara son un montón. Las agresiones de EI han desencadenado un alud de refugiados -cerca del millón de personas- hacia Turquía, lo que constituye una gran carga económica y una cascada de problemas sociales en el país.

Y en política exterior Turquía se ve en el dilema de tener que cooperar con sus aliados de la OTAN y mandar su Ejército contra EI, pero ello significaría armar a los kurdos? y los kurdos, peses a sus múltiples diferencias internas, constituyen el primer problema separatista de la república de Erdogan. Armar a los kurdos iraquíes y sirios acabaría incrementando el arsenal de los separatistas turco-kurdos y su partido comunista, el PKK.

Para complicar aún más las cosas, turcos y sirios se malquieren desde la Edad Media y luchar contra EI es ayudar a Siria, algo que la opinión pública turca no ve con buenos ojos.

En realidad, el mismo Erdogan no sabe en estos momentos si el radicalismo islámico de EI y su líder, el Bagdadí -un profesor de religión de Samara-, constituye un peligro para su propia política de islamismo moderado o una ayuda indirecta a su distanciamiento del laicismo. Peor aún, para el Gobierno turco una entrada en liza en Siria e Iraq podría reactivar la vieja pugna con Riad por el liderazgo del mundo musulmán... y Erdogan tiene actualmente problemas domésticos más que suficientes como para no querer complicarse la vida también en el foro internacional.

Y por último, lo acontecido en el siglo XVIII desaconseja asumir grandes protagonismos militares en el mundo árabe porque aquella guerra del sultán turco contra el primer reino saudita (1744 a 1818) tuvo como saldo final la cesión de la hegemonía turca al Imperio Británico. La similitud de ambas situaciones es máxima si se recuerda que ese primer reino saudita estaba cimentado en la alianza entra la familia de los Saud y los radicales islamistas de Ibn Abd al Wahabí. Hoy el wahabismo sigue siendo un aliado fiel de los Saud y doctrinalmente está muy cerca de al Bagdadí, pero los intereses económicos y dinásticos de los Saud están ligados a Occidente? Turquía, aparte.