gdansk - Mariano Rajoy sigue atorado en su posición respecto a la consulta soberanista. El escenario abierto con el relevo al frente de la monarquía española y los últimos acontecimientos políticos tras las elecciones europeas del 25 de mayo no han provocado que el líder del PP afloje su actitud inmovilista pese a su disposición a escuchar a Artur Mas. Y es que solo atenderá las palabras del president siempre que la propuesta que le exponga suponga una renuncia al referendo que se encuentra en estos momentos encima de la mesa, porque su juicio es “ilegal”, va en contra de la Constitución y atenta contra la unidad del Estado español. “No se va a romper la soberanía nacional ni España mientras yo sea presidente del Gobierno, y estoy convencido de que nunca”, proclamó Rajoy en el transcurso de su comparecencia ante los medios en Gdansk, donde asiste a una cumbre.

Sus manifestaciones responden a un intento de colocar la pelota de la solución al conflicto en el tejado de Mas, de forma que si el dirigente de CiU le había pedido una respuesta imaginativa, el presidente español lo que hace es reclamarle a él un nuevo planteamiento a este callejón sin salida en que se ha convertido la cuestión catalana. “Si lo que quiere [Mas] es obligarnos a los demás a que hagamos lo que él dice, es muy complicado, sobre todo cuando es manifiestamente ilegal”, reiteró Rajoy, pasando por alto la demanda de gestos que le reclama la ciudadanía catalana en diversos sondeos. Y es que a juicio del líder del PP la hoja de ruta pasa por cumplir con lo que “comparte la mayoría de españoles”, el respeto a la Carta Magna, sobre todo su “núcleo esencial”: la soberanía nacional, de la que “solo pueden disponer los ciudadanos”.

Por tanto, entiende Rajoy que desde la resolución del Tribunal Constitucional que anuló la declaración soberanista del Parlament y la votación del Congreso rechazando ceder la convocatoria de un referendo “no ha habido ninguna novedad”. “Mi primera obligación es cumplir la ley y hacerla cumplir, y eso es naturalmente lo que voy a hacer, no puede esperarse otra cosa de mí. Si ahora el señor Mas no quiere hacer ese referendo que sabe, porque todo el mundo se lo ha dicho, que es ilegal, estoy dispuesto a escucharle”, recalcó, rebajando las expectativas de quienes ven en Felipe VI un puente para el diálogo entre el Ejecutivo de Madrid y el Govern.

La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, reprochó también las intenciones del president, recalcando que el papel del nuevo monarca está “perfectamente definido” en la Constitución y no depende “de lo que quieran determinados intereses políticos en un momento u otro”. Si para Mas, Felipe de Borbón puede ser un “un elemento regeneracionista” al que habría que dar “una oportunidad, o dos o tres”, para la presidenta de Castilla-La Mancha “el papel del rey está perfectamente definido en la Constitución, que fue refrendada por la inmensa mayoría de los españoles. No es el que quiera un político u otro”. En esta misma línea se pronunció la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, quien lamentó que Mas “juegue” con la figura del rey entrante “creando falsos relatos”. “El camino se le acaba, se acerca el 9-N, y será Mas el que tarde o temprano deberá rectificar y explicar que no es posible celebrar una consulta fuera de la ley”, incidió.