gasteiz - "Atención, se está investigando una situación de alarma". Este mensaje sonoro enmudeció al lehendakari cuando se disponía a contestar una pregunta sobre el atril.

Iñigo Urkullu aguardó pacientemente a que terminarán los avisos con una media sonrisa de complicidad con sus compañeros de institución, pero el último mensaje le conminó a abandonar el edificio junto a los demás parlamentarios, periodistas e invitados que poblaban a media mañana el Legislativo.

Los trabajadores de la Cámara vasca se apresuraron a aclarar que se trataba de un simulacro que, a buen seguro, no superó ningún récord cronológico. A ritmo caribeño, los ocupantes vaciaron el Parlamento y se encaminaron hacia la Catedral nueva guiados por agentes de la Ertzaintza .

Frente a la puerta del templo gasteiztarra se produjeron curiosas imágenes en las que políticos de diferente signo compartían sus impresiones sobre el desalojo. Los encargados de planta, ataviados con chalecos reflectantes, se esmeraban en agrupar a los presentes. Cinco minutos después se completó la peregrinación a las entrañas de la Cámara vasca a través de su puerta trasera. En cada estancia, una pegatina daba cuenta de que el espacio había sido "revisado". - A. Abaitua