BILBAO - Llegó al Ayuntamiento de Madrid justo en el tamayazo y durante sus seis años como concejal le apodaron El guapo por las dotes de telegenia y atractivo que ha explotado como habitual tertuliano después de que el PSOE siempre haya contado con él al impulsar un proyecto de enjundia. Doctor en Economía y con currículo en la ONU y el Parlamento Europeo sin cumplir los 30 años -tiene 42-, amasa masters académicos, habla inglés y francés, y pronto empezó a colaborar con José Blanco emitiendo señales de que aspiraba a mucho más que tareas consistoriales.

Se erigió en el rostro de la denuncia del caso Guateque en 2007, época en que se casó, oficiando su boda su madrina política, Trinidad Jiménez. Pese a alardear de lucha obrera no tardó en dejar Tetuán, donde vivían sus padres, por la majestuosidad de Pozuelo de Alarcón, entrando en el Congreso en 2009 al ocupar la vacante de diputado de Pedro Solbes, y más tarde para relevar a Cristina Narbona, discontinuidad que le sirvió para trabajar de consultor en proyectos internacionales y dar clases en una universidad privada. "Se ha sabido buscar la vida", aplauden los adeptos de este padre de dos hijas, hincha del baloncesto y jugador hasta los 21 años del Estudiantes. Competitivo, eficaz, ambicioso y calculador, le ilustran. Cuando presentó su libro, La nueva diplomacia económica española, asistió la cúpula socialista. Falta saber si cuenta con ella y si su proyecto responde a un cariz heterogéneo. - I. Santamaría