MADRID - El desconcierto en el que está sumido el PSOE de cara a la inminente carrera por suceder a Alfredo Pérez Rubalcaba añadió ayer por la tarde un nuevo ingrediente. La portavoz socialista en el Congreso de los Diputados, Soraya Rodríguez, mano derecha del todavía líder socialista, se sumó a la ceremonia de la confusión al confirmar que está sopesando si se presenta como aspirante a secretaria general del PSOE, al frente de una candidatura que querría ser la tercera vía entre los también diputados Eduardo Madina y Pedro Sánchez, los dos precandidatos con más posibilidades a día de hoy de participar en la batalla sucesoria.

El nerviosismo se ha disparado a escasas horas de que mañana mismo se abra el plazo de búsqueda de avales -se necesita un mínimo de unos diez mil- para que los precandidatos puedan presentarse a la elección directa por los militantes el 13 de julio. Así pues, se espera que entre hoy y mañana a más tardar todos los aspirantes desvelen sus cartas. La renuncia de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, este martes a ser candidata, como le habían pedido la mayor parte de los barones del PSOE, ha disparado las maniobras internas y las presiones para encontrar un aspirante que sea del gusto de los que todavía están al mando del partido, sobre todo los líderes territoriales, ya que se adivina que Ferraz apenas puede mover unos pocos hilos en estos turbulentos días.

Según su entorno, Soraya Rodríguez estaría sopesando la propuesta después de haber recibido llamadas de líderes territoriales del partido y otros dirigentes para que dé el paso, sobre todo a raíz de que el secretario general del PSE, Patxi López, tuviera que negar a primera hora de la tarde que estuviera pensando en reengancharse a la lucha por el liderazgo del socialismo.

El político vasco vivió ayer otro día de vorágine al difundirse que dirigentes socialistas le estaban animando a sumarse a la carrera por suceder a Rubalcaba una vez que Susana Díaz había tirado la toalla. Fuentes socialistas informaron incluso de que López estaba sopesando seriamente tal posibilidad, si bien más tarde su entorno insistió en que nunca llegó a reconsiderar su decisión de apartarse de la carrera, anunciada en firme el pasado 29 de mayo, solo unos días después de que el PSE perdiera casi cien mil votos en los comicios europeos.

No obstante, tanto su almuerzo con Susana Díaz en Sevilla el mismo martes en que esta anunció su renuncia como las informaciones que situaban a Patxi López como posible número dos de la andaluza no hicieron más que agrandar la bola de que el político vasco tenía opciones, sobre todo si conseguía el apoyo del PSOE de Andalucía.

No fue hasta pasadas las seis de la tarde cuando López aclaró su posición mediante un comunicado en el ratificaba su determinación de apartarse y "no entrar a competir". "Mi posición sigue siendo la de ayudar y no otra", reiteró. Tras agradecer la "numerosas" peticiones de militantes y dirigentes para que reconsiderara su posición, volvió a dejar claro que no quiere ser un jubilado de la política y que, pese a que en septiembre dejará el liderazgo del PSE, pretende tener algo que decir en el futuro del PSOE. "Me siento con fuerzas y ganas, pero considero que en estos momentos mi mejor contribución al Partido Socialista es la de ofrecer mi ayuda y mi total apoyo a la persona que nuestra militancia elija libremente".