Gasteiz - El 15 de marzo Konponbidea sarea comenzó a tejer las primeras complicidades para exigir el fin de la dispersión de los presos de ETA y la excarcelación de los miembros enfermos de este colectivo. Tres meses después, el Museo San Telmo de Donostia volverá a albergar a los promotores de este iniciativa para reforzar su proyecto con nuevo logo, denominación y responsables. Será entonces, el día 15, cuando el exconsejero de Justicia, Joseba Azkarraga, se retire del foco mediático para seguir disfrutando de una activa jubilación y deje de ejercer de portavoz, junto a la periodista Teresa Toda, de este proyecto reivindicativo.
¿Por qué nació Konponbidea?
-Fundamentalmente porque tras la decisión de ETA de 2011 hay una parte de ese proceso que no termina de arrancar. Creemos que en el caso de los presos se lleva mucho tiempo vulnerando sus derechos. Siempre he entendido que a la pena impuesta por los jueces no se le puede sumar un castigo añadido y mucho menos cuando afecta a los núcleos familiares. Hay todo un campo en el que es la propia sociedad la que tiene que movilizarse y exigir que las cosas cambien.
Menciona el fin de la actividad de ETA, pero de eso hace ya dos años y medio. ¿Qué les llevó a comenzar a tejer esta red hace apenas tres meses?
-Ha habido organizaciones como Herrira que por actuaciones judiciales que yo rechazo de plano han sido anuladas. Al final, ese espacio tiene que ser ocupado por ciudadanos plurales desde el punto de vista ideológico y eso es lo que se pretende. Este no es un debate entre abertzales y no abertzales, sino un intento por defender los derechos humanos.
En todas sus intervenciones hacen especial hincapié en las dinámicas locales. ¿Qué beneficios entraña esta fórmula?
-Hablamos de trabajar en red, sobre todo en el ámbito local pero también en el plano de Euskal Herria e incluso fuera de nuestras fronteras. La defensa de este tipo de derechos no se tiene que centrar exclusivamente en el ámbito vasco. Hay un elemento fundamental que es el trabajo en red y que, pueblo a pueblo, barrio a barrio, aquellas personas que se sientan llamadas a trabajar por este objetivo puedan implicarse.
¿Se han marcado algún objetivo concreto en relación al número de personas que quieren implicar o hasta dónde quieren llegar?
-No. Todo esto comenzó el 15 de marzo con lo que se llamó la Declaración de San Telmo, la que diferentes personas del ámbito educativo, deportivo, cultural y gente que habíamos estado en la vida política hicimos pública ese día. En estos tres meses se ha debatido en diversos pueblos cómo se puede estructurar este mecanismo y qué elementos comunes debemos defender. El primero de ellos es la dispersión de presos: creemos que nunca debió haber empezado, pero después de la decisión de ETA de octubre de 2011 hemos visto que el Gobierno da pasos para atrás. Nuestro segundo objetivo es conseguir la libertad para las personas gravemente enfermas, que puedan ser atendidas fuera de prisión y, como tercer elemento, la necesidad de derogar leyes que tienen un carácter excepcional y que se aplican únicamente a este colectivo. Una condena de 40 años es una cadena perpetua que no está recogida en el texto constitucional.
¿La aparición de Konponbidea es producto de un déficit en el trabajo institucional?
-No, creo que en el ámbito vasco se está trabajando en esta misma dirección, pero nuestro objetivo es implementar ese trabajo y que los ciudadanos se impliquen.
¿No temen solapar la labor que llevan años desarrollando otras plataformas sociales como Etxerat con la población reclusa?
-Etxerat realiza un trabajo más ceñido al apoyo a familiares de los presos, mientras que nuestro ámbito de actuación es otro. Los propios presos en la declaración que tuvo lugar en Durango manifestaron algo tan rotundo y positivo como era la aceptación de la legislación penitenciaria, que no deja de ser una demanda para que se les aplique la ley vigente. Esto es lo que hay que pedir al Gobierno español.
¿Los presos deben adherirse a alternativas que les separen de la dinámica de la banda armada como la Vía Nanclares?
-Ahí no vamos a entrar. Respetamos las decisiones de los presos y aquellos que se han adherido a la Vía Nanclares lo han hecho porque así han querido y los que no, pues también tendrán sus opciones. Ese cometido no forma parte de nuestro trabajo.
¿Es imprescindible enterrar la dispersión para culminar el proceso de paz?
-Sería un paso muy importante, fundamental; requiere ganas por parte del Gobierno español, voluntad política. Sería terminar con una situación tremendamente injusta, por lo que pedimos pasos al Gobierno. Sin pasos por ambas partes no se puede avanzar. Estamos en el único país del mundo donde hay una organización como ETA que plantea un proceso verificado y pautado de entrega de su arsenal y un gobierno como el español que no quiere recepcionarlo. Es chocante e incluso diría que es preocupante.
¿El fin de la dispersión y la disolución de ETA son equiparables en cuanto al efecto que tendrían en el proceso de normalización?
-El paso fundamental ya lo ha dado ETA, que es la decisión definitiva de no volver a utilizar la violencia. A partir de ahí, los pasos deben acometerse por ambas partes. Seguir exigiendo a ETA la entrega de las armas y luego la disolución.... Andrea Bartoli, experto en la resolución de conflictos, señala que exigir la disolución a una banda que ya ha decidido dejar de actuar nos plantea la pregunta de quién va a hablar en nombre de los presos a la hora de buscar una solución pautada. Comparto esta reflexión y por eso pienso que la clave está en la decisión adoptada en octubre de 2011. Y si hacemos caso a Mayor Oreja cuando dijo que ETA nunca miente, pues debemos pensar que ahora tampoco lo está haciendo.
¿Quiere decir que ETA no desaparecerá hasta que deje atada la situación de sus presos?
-No lo sé, simplemente recordaba las razones esgrimidas por Bartoli porque pienso que tienen su razón de ser. Bienvenida sea la disolución de ETA y todos los pasos que dé, pero lo que no podemos es estar poniendo constantemente la carga de la prueba sobre ETA para que dé todos esos pasos mientras no se exija al Gobierno, en justa reciprocidad, que avance y deje de aplicar la política penitenciaria con carácter vengativo. Los pasos deben de ser de ambos.
¿No confía en que la generosidad que auguró el presidente del Gobierno llegue si la organización terrorista se disuelve?
-Rajoy dijo esto antes de que ETA anunciara su decisión de deponer las armas. No ha cumplido ese planteamiento, sino que ha retorcido incluso la propia aplicación de la política penitenciaria. Tras la declaración del colectivo de presos en la que asumieron la legislación penitenciaria, escuché al ministro del Interior decir que seguro que no tenían voluntad de cumplir sus palabras. Oiga, ¿pero quién es usted para medir la voluntad de alguien que ha dicho algo públicamente? Así no sé cómo se puede avanzar. Es un proceso atípico y paralizado.
El lehendakari consideró "exasperante" que ETA no se haya disuelto aún. ¿Comparte esta reflexión?
-Es exasperante, por supuesto, pero tanto como la posición del Gobierno español, al que también el lehendakari le ha exigido que dé pasos.
En el plano personal, ¿cómo le 'lían' para ejercer de portavoz de esta iniciativa?
-Es un paso transitorio hasta el 15 de junio, fecha en la que llegarán otras personas que se harán cargo de esta iniciativa. Siempre me ha movido trabajar por buscar fórmulas de solución, también en mi etapa de consejero.
Dejó EA hace tres años, después de ser uno de sus puntales. ¿Cómo ve el encaje del que fue su partido en la coalición EH Bildu?
-Obviamente no me identifico, si no seguiría en EA, pero respeto las decisiones que se han venido adoptando, entre otras cosas porque se han venido adoptando en congresos del partido.
El Parlamento Vasco proclamó el derecho de autodeterminación gracias a los votos de PNV y de la coalición soberanista. ¿Este debe ser el camino y estos deben ser los compañeros de viaje?
-Creo que sí, y pediría que no se quedase en una decisión parlamentaria de un pleno semanal, sino que sea el trabajo a desarrollar por dos fuerzas que elección tras elección demuestran que son mayoría en este país y que no deberían estar cada una por su lado en temas tan importantes. Yo me alegré mucho, siempre he apostado por un acuerdo entre abertzales, pero no solo para la pacificación, sino para todo. No entiendo que teniendo esas mayorías en el Parlamento Vasco uno y otro estén buscando un tercer socio para desarrollar sus políticas. Es difícil terminar con una etapa larga de desencuentros, pero hay que caminar hacia un camino común.
¿Hoy en día lo que une a PNV y EH Bildu es más que lo que les separa?
-Sí, lo creo, como creo que una parte importante de la sociedad que apoya a uno u otro partido está pidiendo también eso.
La política vasca se ha caracterizado por cuatro corrientes que representan PNV, EH Bildu, PSE y PP. ¿Hasta qué punto cree que variará este escenario con la aparición de nuevas siglas?
-Que un partido como Podemos, sin haber dado un solo mitin en Euskadi, logre 52.000 votos es un dato a tener en cuenta por el resto de partidos políticos con presencia en el Parlamento Vasco. Posiblemente esta aparición sea fruto de la propia situación económica que atravesamos desde hace unos cuantos años y de los numerosos casos de corrupción, pero hay todo un conglomerado de cosas que ha hecho posible que partidos como éste surjan y logren muchos apoyos.