No hay acuerdo en la sociedad vasca sobre quienes deben considerarse victimas. Algunos limitan la condición de victimas a las ocasionadas por el terrorismo de ETA. Es frecuente que se añadan las provocadas por los GAL, el Batallón Vasco Español o la Triple A. Muchos cuestionan (no es mi caso) en denominar víctimas a las que padecieron torturas policiales. Algunos añaden también a los familiares de presos, muertos en accidente cuando iban a visitarlos a las cárceles. Otros se refieren a las personas, que como consecuencia de la violencia de persecución padecida cuando la izquierda abertzale, en el nefasto programa Oldartzen de 1994, legitimó, cuando no alentó, la "socialización del sufrimiento", abandonaron el País Vasco. No extrañará que su cuantificación resulte compleja
El Informe-base de vulneraciones de derechos humanos en el caso vasco (1960-2013), redactado, por encargo del Gobierno Vasco, por Manuela Carmona, Jon Mirena Landa, Ramón Múgica y Juan María Uriarte se presentó el 14 de Junio de 2013. Con la excepción del nacionalismo moderado fue mal acogido (En mi blog lo relato bajo el titular de El Informe imposible). El Informe-base refiere 837 víctimas mortales ocasionadas por ETA y similares, 94 por las fuerzas de seguridad, 73 por fuerzas paramilitares y de extrema derecha y señala que hay 201 casos sin resolver con 77 personas muertas. Covite presentó el 30 de noviembre de 2013 los trabajos que desarrolla para elaborar lo que denomina "Mapa de terror", en el que geolocaliza las 600 personas asesinadas en Euskadi por ETA y otros grupos terroristas entre 1960 y 2009: 573 por ETA, 10 por el Batallón Vasco Español, 2 el GAL, 5 los Grupos Armados Españoles, 2 la Triple A, 2 Jarrai, 2 Mendeku y 1 la extrema derecha. Queda trabajo para los historiadores.
Cara al futuro hay que distinguir las diferentes reacciones que han tenido, y están teniendo, las victimas del contencioso vasco. Están las que dicen "que se pudran en la cárcel"; las que han hecho de su condición de víctima su estatus vital (con lo que, me temo, nunca superarán su dolor y su desgracia); las que han optado por olvidar, y las que han decidido aprontar su situación para superarla. Quiero detenerme en estas últimas, pues ofrecen una oportunidad a la reconciliación, sin caer en el olvido, ni en la impunidad. Traslado algunos testimonios que me parecen muy valiosos para una Euskadi donde impere la verdad, la justicia y la concordia.
Así este diálogo entre Javier Rojo y Nati Rodríguez, esposa de Fernando Buena, tras su asesinato por ETA:
- "Nati, no sabes el odio que tengo, el rencor que tengo, la rabia y el odio que tengo dentro de mí contra éstos por lo que nos han hecho".
- "Javier te estás equivocando, el odio no te perjudica más que a ti, no te conduce a ninguna solución, y hará que te equivoques en tus decisiones, tenemos que trabajar para que no haya más muertos, que sería lo que Fernando hubiera querido y, sobre todo, que no hagamos lo que ellos quieren que hagamos, que es violentar y romper a una sociedad". (En María Antonia Iglesias. Memoria de Euskadi. Edit. Aguilar. Madrid 2009, página 796). Hoy la Fundación Fernando Buesa sigue realizando una encomiable labor por la verdad y la convivencia en Euskadi.
El testimonio del etarra Carrasco asesino de Jáuregui tras hablar con su viuda Maixabel Lasa: "Acudí con un solo objetivo: pedirle a ella y a todos los que tanto habían sufrido por mi culpa, perdón. Perdón por ser el causante de una gran injusticia, por ser el culpable del asesinato de su marido, el culpable de su sufrimiento, el culpable de haber destruido su proyecto de vida en común y sus sueños compartidos?.". "Para mí era vital escucharla. Poder estar con el familiar de la víctima del atentado en el que yo participé directamente (?), tener ocasión de escuchar sus impresiones y sus testimonios me permitió reevaluar racionalmente numerosas cuestiones de carácter ético y emocional y acercarme a una realidad largamente eludida?". (No encuentro donde recogí este testimonio. Si algún lector me lo señala, lo agradeceré)
Al día siguiente del jueves 20 de octubre de 2011, fecha en la que ETA anunció que dejaba definitivamente las armas (pero aún no las ha entregado como nos recordó Interpol el pasado 28 de mayo), participé en un programa de TV3 en Barcelona. Destacaba Eulalia Lluch, una de las hijas Ernest Lluch. Eulalia animó a la sociedad vasca para hablar y dialogar sin deseos de venganza sobre el futuro abierto (?). Quería ayudar, no presionar ni dirigir hacia ninguna parte.(?). Ninguna palabra de más, ninguna manifestación de odio, ninguna descalificación innecesaria, nada de que nadie se pudriera en ninguna cárcel. Dijo en algún momento, y lo apuntó con la máxima humildad y prudencia, que, desde su punto de vista, lo que ahora procedía era lo que su padre defendió con tenacidad y coraje, y con mucha incomprensión. Estábamos, con ella, cuatro en el plató. Nos impactó a todos.
El 7 de noviembre de 2013 se presentó en la Universidad de Deusto la iniciativa Glencree que, discretamente, llevaba funcionando desde 2007, poniendo en contacto víctimas de diferentes victimarios. Ese día intervinieron en Deusto Forum Fernando Garrido hijo del gobernador militar de Guipúzcoa que ETA asesinó en 1985, y Asun Lasa, hermano de Joxan, torturado y asesinado por la Guardia Civil, en lo que ha pasado a la historia como el caso Lasa y Zabala. He aquí una de las ideas que expresó Garrido: "Conocer de cerca que en el otro lado también hay dolor me ayudó a ver que hay mucho sufrimiento en las diferentes violencias y no solo en la que yo he sufrido"
En una conferencia el año 2007, hablé de "la importancia del recuerdo de las víctimas de ETA como la memoria inolvidable de un proyecto totalitario. El recuerdo de las víctimas nos debe traer siempre al presente que todo proyecto debe ser fruto del debate democrático y que la historia de la civilización debe avanzar hacia una incipiente y todavía frágil conquista del pensamiento que viene a decir que nunca, nunca más, proyecto alguno debe ser aceptado en el concierto de las naciones como consecuencia de la fuerza de las armas".
Mirando al futuro Euskadi necesita levantar el velo de los silencios sobre todas las victimas. Necesitamos conocer la verdad. Toda la verdad. Euskadi necesita un enorme ejercicio de verdad y humildad. Necesitamos no uno, sino ciento y un estudios donde desempolvar tanta miseria, tanto olvido, tanto odio, tanto fanatismo. Necesitamos escuchar más relatos, muchos relatos de tanta gente que ha sufrido tanto. Necesitamos avanzar en organismos, de diferente sensibilidad política, que busquen la verdad y la reconciliación. Si el término reconciliación causa problema, utilícese otro. Pero de esto escribiré más adelante. En el próximo artículo quiero detenerme en lo que ETA y su mundo han supuesto, y están suponiendo, para Euskadi. Recuerdo que agradezco todo comentario crítico (y firmado) sobre lo que escribo.