madrid - Ante el conato de rebelión interna que se vive en el PSOE por la cuestión monárquica, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se vio ayer obligado a salir en defensa del líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, que no ha sido capaz de frenar las voces discrepantes que cada vez con más intensidad reclaman un debate entre Monarquía o República. De poco o de casi nada parece que ha servido la declaración que hizo el martes el todavía secretario general del PSOE, que después de que las Juventudes Socialistas y algunos federaciones regionales abogaran abiertamente por abrir el debate a la militancia, tuvo que aclarar que el PSOE, pese a sus raíces republicanas, sigue manteniendo su fidelidad al pacto constitución alcanzado durante la Transición.

No lo debe ver tan claro Rajoy, que contra lo que acostumbra dijo ayer no albergar "la más mínima duda" sobre la posición del PSOE ante el proceso de abdicación del rey, además de elogiar a Rubalcaba, por su actitud "seria, ejemplar y con sentido de Estado".

Pero lo cierto es que las aguas bajan muy turbulentas por la sede de la calle Ferraz, donde ven con suma preocupación el amago de rebelión entre algunas federaciones regionales por la cuestión monárquica. Para frenar la revuelta antes de que adquiera mayor dimensión, la portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Soraya Rodríguez, afirmó que los diputados no tendrán libertad de voto en la propuesta de ley orgánica que se presentará el día 11 en el Congreso para aprobar la sucesión a la corona.

Será interesante ver si acatarán la orden dos de esos diputados, el exalcalde de San Sebastián, Odón Elorza, y el balear Guillem García Gasulla, que ya se habían dirigido con anterioridad a la dirección del Grupo para pedir precisamente un debate sobre el asunto, pero en cualquier caso se dan todos los pronunciamientos para que los socialistas se vean sometidos a otro zarandeo interno de consecuencias impredecibles, que deberá sumarse a la que vive el partido por su reciente desastre electoral en las europeas y el posterior anuncio de su secretario general de dejar el puesto.

La vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, tuvo que admitir que existen diferentes "opiniones" con respecto a la oportunidad de un referéndum, pero insistió en que los socialistas "no van a romper el pacto constitucional". Negó, en cualquier caso, que se pueda hablar de una rebelión en el PSOE por esta cuestión. "Son opiniones legítimas, pero lo más importante es mantener que el PSOE no va a romper el pacto constitucional, va a defender la Constitución y las leyes que nos hemos dado".

debate y con tiempo Habrá que verlo. De momento, Odón Elorza y Guillem García Gasulla han enviado sendos escritos a la dirección del Grupo Socialista urgiendo, en primer lugar, la celebración de una reunión -que aún no se ha convocado- con el fin de discutir sobre la conveniencia o no de dar libertad de voto a los parlamentarios ante la ley de abdicación. Elorza pide la convocatoria de ese cónclave, que habitualmente se reúne los martes al mediodía, "con antelación" y con un tiempo "extenso" en el plenario del grupo para analizar y debatir la citada ley. Además, sugiere que en esa reunión se acuerde conceder la libertad de voto "por razones de conciencia republicana" a aquellos parlamentarios que, oídas sus razones, así lo soliciten, conforme a lo establecido en el artículo 53 del reglamento interno del Grupo Socialista.

En términos similares se expresó en su misiva García Gasulla, quien comienza subrayando que es su "deseo" votar "sin sujeción a la disciplina" del grupo parlamentario, como así lo expresó este lunes en su blog personal. Y, a renglón seguido, pide una reunión del grupo parlamentario "para debatir el contenido de la ley y las enmiendas, valorar la opinión de los militantes de las agrupaciones y medir las consecuencias de la que va a ser la última intención de voto".