MADRID - El Congreso deberá ratificar la abdicación del rey en dos semanas, un trámite sin misterio, ya que la mayoría de PP y PSOE permitirá darle cauce sin sobresaltos. El punto de interés de ese trámite vendrá de la mano de los argumentos que exhiba la oposición. El PNV, por su parte, avanzó ayer que no votará en contra porque sería tanto como oponerse a la abdicación de Juan Carlos I y pedirle que siga al frente de la jefatura del Estado, pero tampoco puede votar a favor porque estaría avalando a su heredero Felipe VI, cuyos planes de actuación son aún toda una incógnita para el partido jeltzale.

"No sabemos cómo es ni qué piensa de la institución que le va a tocar dirigir, ni qué piensa sobre el modelo de Estado", explicó ayer a la prensa el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, que abogó por ello por la abstención en la votación de la Ley Orgánica de Sucesión. Sin embargo, dejó ver que su frialdad no estriba únicamente en que Felipe VI sea aún un cargo público por descubrir, sino en que su partido guarda distancias con la institución monárquica en general. Dijo que el PNV "es en esencia republicano", aunque tampoco se opone frontalmente a la monarquía si "tiene una utilidad que hoy por hoy no existe". Desde su posición prácticamente neutral, tampoco vería con malos ojos un referéndum sobre la monarquía.

En concreto, mientras las formaciones a la izquierda del PSOE piden consultar a la ciudadanía, y mientras el Gobierno español niega esa consulta porque en todo caso debería llegar al final de un proceso de reforma constitucional, Esteban quiso ser consecuente con la apuesta de su partido por el derecho a decidir y aseguró que un referéndum sobre la monarquía "no asusta" al PNV "si hubiera una mayoría que así lo solicitara". "Estamos a favor del derecho a decidir del pueblo vasco y de que el pueblo catalán se pronuncie en noviembre", recordó. Con su postura, resta argumentos de alguna manera a quienes acusan al PNV de esgrimir el derecho a decidir solo cuando le conviene y únicamente para camuflar el camino hacia la independencia. Los jeltzales, por su parte, han defendido que el derecho a decidir sería, por encima de todo, un derecho democrático porque da voz a los ciudadanos.

Los jeltzales han asistido tradicionalmente con cierta distancia al debate entre la república y la monarquía, esgrimiendo que, como partido vasco, les interesa bastante más la discusión sobre el autogobierno que la jefatura del Estado español. Mientras tanto, en consonancia con su vocación de centralidad, ha preservado el respeto institucional a la monarquía, sin boicotear sus visitas a Euskadi.

Esa posición no ha impedido que el PNV se haya mostrado crítico con Juan Carlos I por haber permanecido impasible ante las reivindicaciones nacionales de Euskadi y Catalunya. También han alzado la voz en los últimos meses a la vista del deterioro de la imagen de la realeza, con la imputación de la infanta Cristina y la publicación del coste de las operaciones del monarca en clínicas privadas, al tiempo que se ponía en solfa su capacidad de desempeñar sus funciones óptimamente dado su declive físico. Esteban llegó a pedir entonces que hiciera público su patrimonio personal. El lehendakari Urkullu también se preguntó si no sería mejor explorar otras fórmulas como la república.

Aitor Esteban recordó ayer mismo que la monarquía forma parte del paquete constitucional que "no integró a la mayoría de los vascos, que quedaron excluidos de ese texto por voluntad expresa del resto de agentes políticos", y puntualizó que el PNV se abstuvo en la votación. El dato sirve para explicar la distancia y la menor complacencia con la que se ha analizado la figura de Juan Carlos I desde Euskadi.

En el referéndum constitucional, se abstuvo en la CAV el 55,35% del censo, una cifra muy abultada que denotaba la falta de interés de buena parte de la ciudadanía vasca. Casi 860.000 personas no votaron. La cifra casi duplicó los votos a favor, que se quedaron en 479.205. En contra votaron 163.191. En el referéndum del Estatuto de Gernika, se abstuvo el 41, 14%, casi quince puntos menos que en la votación constitucional.

El portavoz jeltzale aseguró que el PNV es en esencia republicano, pero que "no se opone frontalmente a la monarquía si tiene una utilidad, un sentido que hoy por hoy no existe". A su juicio, a Felipe VI le tocará "modernizar la institución y hacerla más práctica para buscar un camino que dé respuesta a las aspiraciones de las diferentes naciones del Estado", y avisó de que, si el futuro rey empieza su discurso "hablando una y otra vez de la gran nación española, vamos mal".

derechos históricos La petición de que la monarquía "sirva para algo" encaja con las peticiones del Gobierno vasco, que en las últimas jornadas ha visto una oportunidad para actualizar los derechos históricos tras el relevo en la monarquía, y también ha pedido a Felipe que declare su reconocimiento al carácter plurinacional del Estado. Los jeltzales han apostado por el pragmatismo, asumiendo que, mientras haya monarquía, les tocará gestionar admitiendo esa realidad y exprimiendo sus posibilidades.