MADRID - El Gobierno español respondió ayer a quienes plantean un referéndum por la república de la misma forma en que contestó jornadas atrás a los partidos catalanes que defienden el derecho a decidir: que presenten una propuesta de reforma constitucional que, evidentemente, sería tumbada en el Congreso por la mayoría absoluta del PP. Después de que la abdicación del rey español en su hijo Felipe haya reavivado las reivindicaciones republicanas, o simplemente las de aquellos que al menos quieren ser consultados sobre el relevo, el senador de Izquierda Unida Jesús Iglesias preguntó ayer en sesión de control a la vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría, si piensa someter a referéndum el modelo monárquico. La número dos de Rajoy lo acusó de pretender empezar por el final, y defendió que el referéndum, en su caso, debería llegar después de incoar un proceso de reforma constitucional y no al principio.

Con su respuesta, la vicepresidenta española abocó el debate a una vía muerta. La reforma constitucional del capítulo dedicado a la Corona es especialmente intrincada: exige que lo aprueben los dos tercios del Congreso y el Senado, convocar elecciones, que la reforma vuelva a ser avalada por las nuevas Cortes por dos tercios, y someter la decisión al refrendo ciudadano, colocando siempre la consulta al final del proceso. Sáenz de Santamaría instó a IU a proponer una reforma, y la acusó de querer "merendarse la cena, empezar por el final, reformar la Constitución incumpliéndola". "Los ciudadanos a los que usted invoca tienen derecho a que se respete el marco de convivencia", zanjó.

Iglesias, por su parte, juzgó "imprescindible" dar la palabra a los ciudadanos, y recordó que los referendos están previstos en la Constitución para decisiones de gran trascendencia. El resultado de esa consulta indicaría si es necesaria la reforma. - DNA