MADRID. Estaban en el secreto el príncipe de Asturias, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, y el jefe de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, así como el jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, y varios antecesores de este.
Eran, por tanto, muy pocas personas, y todas del ámbito institucional, las que sabían que pese a la paulatina intensificación de la agenda oficial de don Juan Carlos, a corto plazo el jefe del Estado planeaba abdicar en favor de su hijo.
Tras haber superado su última operación quirúrgica, en noviembre pasado, para reemplazarle una prótesis de cadera que le había provocado una infección, el estado de salud del Rey había mejorado visiblemente, permitiéndole asistir cada vez a más actos oficiales.
Sus esfuerzos en los ejercicios de rehabilitación para recuperar la movilidad tras esa operación de cadera -la sexta en dos años- dieron sus frutos a partir de enero, cuando volvió a comparecer en actos públicos oficiales y también a viajar.
Así, el 11 de febrero, el rey emprendió su primer viaje al exterior; se desplazaron a Lisboa para participar en el IX Encuentro Cotec Europa, y el Monarca resolvía sus dificultades de movilidad ayudándose con un bastón.
Para entonces, según fuentes de la Casa del Rey, el Monarca ya había optado por abdicar, si bien su decisión sólo era conocida en un círculo muy restringido, incluidos exjefes de la Casa Real, sin que nada hiciera pensar lo que iba a ocurrir tan sólo cuatro meses más tarde.
En este tiempo don Juan Carlos ha impulsado su agenda, dentro y fuera del Palacio de la Zarzuela, e igualmente dentro y fuera de España, hasta tal punto de que, además de Lisboa, ha viajado tres veces más fuera del país.
Primero lo hizo a Emiratos Árabes y Kuwait, después de Omán y Baréin y por último, hace muy pocas semanas, el 17 de mayo, se desplazó a Arabia Saudí, dentro de un ciclo de visitas a los países del Golfo Pérsico que iba a tener su continuidad con otro viaje a Catar, en principio previsto para después del verano.
Todos estos viajes han tenido un marcado carácter económico, para avalar la capacidad de las empresas españolas en el exterior y defender la viabilidad de la economía española, y por ello varios ministros han acompañado a don Juan Carlos en cada uno de ellos.