MADRID - Lo que el PSOE pretendía que fuera un cambio de ciclo que llevaría al PP a sucumbir en las elecciones en 2015 se ha convertido para los socialistas en un obstáculo insuperable. La pérdida de dos millones y medio de votos y de quince puntos porcentuales, y haber sido superado por la izquierda por IU y sobre todo por la fuerza emergente de Podemos ha sido demasiado para el PSOE, que se enfrenta a un congreso extraordinario los días 19 y 20 de julio, en el que elegirá al nuevo líder y la nueva ejecutiva socialista. Así lo anunció ayer de forma solemne Alfredo Pérez Rubalcaba, que tiraba la toalla después de dos años al frente de la secretaría general del partido, desde la que no ha podido enderezar el rumbo del PSOE tras perder el poder después de los dos gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero.
Rubalcaba hizo este anuncio al término de la ejecutiva federal del PSOE ayer en Madrid, doce horas después de que se conocieran los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo, tras las que los socialistas han pasado de 23 escaños en la Eurocámara a los actuales 14 sin haber logrado acortar su distancia con el PP, pese a estar muy tocado por dos años y medio de gobernar bajo el lema de los recortes y la austeridad.
Ya desde la noche electoral se dejaron oír voces en el PSOE que clamaban por el hasta aquí hemos llegado, tras meses, más bien semestres de falta de liderazgo, titubeos ideológicos, pretendidas renovaciones doctrinales que no han convencido al electorado de izquierda ni a ningún otro, y la adopción de las primarias abiertas como bálsamo de Fierabrás pero que están por ver que curen algo.
Rubalcaba, un histórico del felipismo, que durante treinta años lo ha sido todo el PSOE, como ministro y vicepresidente del Gobierno -todo menos presidente-, realizó una intervención muy autocrítica en la que admitió que no ha conseguido los objetivos que se había marcado al asumir el liderazgo del partido de recuperar el crédito entre los electores. "Cuando uno tiene un resultado como este es evidente que algo no ha hecho bien", señaló. "Es evidente que no hemos recuperado la confianza de los ciudadanos", abundó Rubalcaba. "Se trata de asumir la responsabilidad política de un resultado malo y sin paliativos". Tan malo que le ha llevado a convocar un congreso extraordinario para dar paso a una nueva dirección. Él se aparta y no se presentará a la reelección, como tampoco tenía la intención de hacer carrera en las primarias socialistas para elegir al candidato electoral del PSOE, según dijo ayer en su despedida.
Pese a que el todavía líder del PSOE considera que todas estas circunstancias no alteran el proceso de primarias previsto para noviembre, lo cierto es que el calendario socialista queda completamente trastocado. El congreso extraordinario supone que los llamados protocandidatos socialistas a las primarias, en especial los que más posibilidades tienen -Carme Chacón, Patxi López y Eduardo Madina-, deben poner sus cartas sobre la mesa mucho antes de lo previsto.
Y no es lo mismo presentarse para secretario general, una decisión interna tomada en el congreso -en la que tiene especial importancia el equilibrio de poder de las federaciones socialistas-, que para candidato electoral a La Moncloa, elegido en primarias abiertas a toda la ciudadanía y donde el carisma personal de los candidatos podría ser determinante por encima de las familias socialistas. Sería, en definitiva, un proceso más abierto y abierto a sorpresas. En esto también hay opiniones divergentes dentro del partido. El diputado vasco Odón Elorza proponía ayer mismo un congreso para elegir líder "pero abierto a la militancia y no tutelado".
Susana Díaz ¿Qué ocurrirá si ninguno de estos candidatos se hace con la secretaría general, si lo consigue alguien que como la líder andaluza, Susana Díaz, nunca ha sido proclive a las primarias abiertas? ¿Se paralizaría el proceso electoral interno sin haber nacido siquiera? ¿Perderían toda posibilidad de prosperar en esas primarias los candidatos que no fueran de la cuerda del nuevo secretario general?
Así las cosas, no todos están a favor de convocar de forma inminente el congreso extraordinario, como Chacón o Madina y numerosos barones, aunque otros como Patxi López creen "absolutamente razonable" convocar el congreso porque "no se trata de dar la vuelta a un cartel sino al partido". Para el líder de los socialistas vascos, no tiene sentido adelantar las primarias a julio, antes del congreso extraordinario, ya que en su opinión la compleja logística que requieren haría imposible una convocatoria en condiciones. Tampoco hay que descartar que López esté jugando con los tiempos, porque según se ha dicho siempre en Ferraz había un pacto entre él y Rubalcaba para sucederle de una manera ordenada. Sin embargo, el secretario general del PSE no está en su mejor momento para pretender liderar el socialismo español, después de haber cosechado el domingo en su feudo uno de los peores datos de todo el PSOE.
La otra gran duda a despejar es lo que va a hacer la presidenta de la Junta de Andalucía y del PSOE de esa comunidad, una envalentonada Susana Díaz, que como se ha comprobado en las elecciones del domingo se ha convertido en el único dique socialista ante la sangría de papeletas con el logo del puño y la rosa. Su liderazgo está incólume pese al naufragio del PSOE, y pocos dudan de su tirón interno si se propone ser la próxima secretaria general.