LEÓN - Montserrat Triana Martínez, de 35 años, en prisión provisional por la muerte de Isabel Carrasco, observó desde la ribera del río Bernesga cómo su madre, María Montserrat González, de 55, abatía a tiros el pasado 12 de mayo a la presidenta de la Diputación de León, según fuentes de la investigación. Así se desprende de la declaración de una testigo que presenció toda la secuencia del crimen, cometido a las 17.18 horas del pasado 12 de mayo cuando la presidenta de la Diputación de León y del PP provincial atravesaba una pasarela peatonal sobre el río Bernesga para dirigirse a la sede de su partido.
Esta testigo declaró que la joven no estuvo en ningún momento sobre la pasarela y los veinte metros que separan el inicio del puente, que une el Paseo de la Condesa con la Avenida de Salamanca, con el lugar exacto en el que fue abatida Carrasco, los recorrió en solitario su madre. Añadió en su versión que María Montserrat González, que llevaba la cara cubierta con un pañuelo azul, siguió a Carrasco por la pasarela y cuando ésta se encontraba hacia la mitad le disparó por la espalda a escasa distancia. La testigo sostiene que a causa de ese disparo Carrasco se desplomó y recibió otros dos tiros en el suelo.
Tras ejecutar a su víctima, dio marcha atrás de nuevo hacia el Paseo de la Condesa, se reunió con su hija, le entregó el arma homicida y ambas emprendieron la huida a paso rápido pero con aparente calma. Momento en el que entró en acción un personaje clave en el esclarecimiento del crimen, un policía jubilado que paseaba junto a su mujer y que también fue testigo del crimen. Este agente jubilado contó ante la Policía que fue consciente desde el primer instante de la identidad de la víctima, por lo que decidió seguir a las dos mujeres. En cierto momento ambas se separaron y optó por seguir a la que había visto efectuar los disparos.
el arma del delito Mientras tanto, se puso en contacto telefónico con la Policía y les fue comunicando la situación de la mujer hasta que ésta llego a la Gran Vía de San Marcos, se introdujo en un Mercedes deportivo y se sentó en el asiento del copiloto. Allí fue detenida e identificada y transcurridos unos minutos llegó su hija, que se había separado de su madre para deshacerse del arma homicida, que depositó en el coche de Raquel Gago, de 41 años, una policía local de León con la que mantiene una estrecha amistad, y que también esta imputada por este crimen. Testigos presenciales afirman que Montserrat Triana Martínez y Raquel Gago se vieron en la calle poco después del crimen en lo que no parecía un encuentro casual, como han declarado ante la Policía y la jueza que instruye las diligencias del caso. - Efe