Bilbao - EH Bildu ve al presidente español, Mariano Rajoy, como la encarnación de todas las medidas de recortes en materia social, y cree que el monarca Juan Carlos I, por su parte, representa a una institución "obsoleta, rancia y desprestigiada". Por ello, no ha encajado con demasiado agrado su visita a Euskadi, prevista para mañana, ya que ambos mandatarios representan "la utilización de la fuerza para que Euskal Herria no pueda decidir su futuro".
El rechazo de la izquierda aber-tzale a la Casa Real no es ninguna novedad, ni tampoco que reciba a sus miembros con protestas o concentraciones como la que ha planteado para mañana en Gasteiz, ya que esa ha sido su respuesta histórica a las visitas de la monarquía española, e incluso ha criticado severamente a los cargos y partidos que se han fotografiado con ella aunque fuera desde la misma discrepancia política que esgrime EH Bildu y simplemente porque su cargo institucional les obligaba a preservar la cortesía y el protocolo y a no responder con un desplante a la realeza española. Una obligación que, de hecho, también ha asumido la propia coalición abertzale allí donde tiene responsabilidades institucionales a pesar de que ahora haya convocado una concentración de repulsa y a pesar de su evidente distancia con respecto a la Casa Real.
En concreto, poco después de que Bildu tomara el mando de Gipuzkoa tras las elecciones de 2011, el diputado general, Martin Garitano, optó por recibir sin dramatismo la noticia de la visita de los príncipes de Asturias a Donostia para inaugurar el Basque Culinary Center. "No es una fotografía, más o menos espectacular, lo que va a condicionar nuestra acción de Gobierno. Nosotros estamos trabajando en nuestra casa y damos la bienvenida a quien venga con buena voluntad, con respeto al lugar al que llega, y vamos a hacer política sin aspavientos", explicó, muy lejos de las palabras de un Arnaldo Otegi que en 2003 se preguntaba cómo era posible que los cargos institucionales se fotografiaran con un rey que era "el jefe máximo del Ejército español, es decir, el responsable de los torturadores".
Tras la polvareda que levantaron sus palabras, Garitano, que no había aclarado si acudiría o no, evitó finalmente asistir al acto porque la Casa Real representaría la negación de Euskadi, y la Diputación aseguró que se habían tergiversado sus declaraciones previas. En cualquier caso, buena parte de los partidos apreciaron un viraje en su postura, lejos del boicot o incluso los incidentes registrados en la visita del rey español en 1981.
Pero hay un episodio más claro. Tras las elecciones generales de 2011, el portavoz de Amaiur en el Congreso, Xabier Mikel Errekondo, acudía a la ronda de entrevistas de los diputados electos con el monarca español, a quien, por otra parte, tampoco le quedaba otro remedio que recibir a la coalición abertzale porque debía cumplir el mandato constitucional de recibir a todos los partidos que logren representación en las Cortes españolas. La visita de Errekondo tampoco tendría por qué resultar chocante en sí misma, menos aún cuando ya existía el precedente de Jon Idígoras en 1993, pero su tono respetuoso con el monarca, al que se refirió como "su majestad", sí fue interpretado como un signo del tránsito de la izquierda abertzale hacia la plena normalidad política y como un paso en la buena dirección, algo que no implicaría negar en absoluto su evidente discrepancia con la realeza española.
las visitas La Casa Real española volverá a pisar Euskadi esta semana, y lo hará por partida doble: el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, presidirá hoy junto al lehendakari Urkullu en Bilbao la sexta entrega de los premios a la excelencia en la integración profesional de los jóvenes, concedidos por la Fundación Novia Salcedo; y el monarca Juan Carlos I asistirá mañana a la presentación de los nuevos modelos de la fábrica Mercedes en Gasteiz, cita a la que también acudirá Mariano Rajoy. EH Bildu tomó nota ayer de las visitas, particularmente de la presencia del rey y Rajoy, para rechazar la presencia de los "máximos representantes de la negación de nuestro pueblo", tal y como aseguraron Sabino Cuadra e Iratxe López de Aberasturi.