Roma - El ex primer ministro de Italia Silvio Berlusconi cumplió ayer su primer día de trabajos sociales en el centro de asistencia a ancianos y discapacitados asignado por la Justicia italiana en sustitución a la pena de cárcel que se le impuso por fraude fiscal. El magnate deberá hacer servicios sociales durante los próximos diez meses en el centro de la fundación Sagrada Familia de la localidad milanesa de Cesano Boscone (norte de Italia), donde asistirá a un grupo de veinte enfermos de alzheimer.
Berlusconi llegó a las puertas de ese centro, en el que se trata a cerca de 2.000 personas, a las 9.30 hora local y lo hizo a bordo de uno de sus vehículos, que lo dejó a pocos metros de la entrada. A su llegada, Berlusconi fue increpado por un sindicalista, Pippo Fiorito, que lo recibió al grito de "los trabajadores italianos tenemos un sueño en el corazón: ¡Berlusconi en San Vittore!", en alusión a la cárcel de Milán. Un hecho registrado por las decenas de medios de comunicación de todo el mundo.
El que fuera tres veces primer ministro de Italia entró al centro San Pedro sin dar declaraciones, con semblante serio y vestido de oscuro, con americana, camiseta y un pantalón deportivo. Ya dentro del centro, Berlusconi cumplió con el tiempo mínimo establecido en su condena, que dicta que debe prestar sus servicios "al menos un día a la semana y no menos de cuatro horas".
A las 13.54 horas, el político y empresario salió del centro, esta vez sonriente y saludando. Mientras emprendía la marcha, Berlusconi detuvo su vehículo para saludar a una mujer que le gritaba desde el exterior y que le entregó una carpeta azul en la que pudo leerse "Silvio forever". Esta mujer abrazó, besó y acarició al líder conservador y éste la emplazó a verse al día siguiente. Además, un grupo de partidarios de Berlusconi se congregaron a las puertas del centro para gritar "¡Silvio, eres grande!", a lo que Berlusconi respondió: "Sí, lo sé".
Ese momento fue aprovechado por la prensa para preguntar al magnate cómo había transcurrido su primera sesión de trabajos sociales, pero se limitó a decir que le han pedido que no dé declaraciones. Ahora, el político comenzará de manera gradual a colaborar en las actividades de asistencia de un grupo de veinte enfermos de Alzheimer, ayudado y aconsejado por dos mujeres: la responsable del centro y la asistenta social. - Efe