Slaviansk - La ciudad de Slaviansk, en la rebelde región ucraniana de Donetsk, recuperó ayer la calma después de que una quincena de carros blindados del Ejército se retiraran de la vecina Kramatorsk presionados por sus ciudadanos. "Las televisiones cuentan que aquí estamos atemorizados, rodeados de terroristas. Y sucede todo lo contrario. Estamos contentos de que hayan llegado", dijo Yulia, una joven madre que paseaba a sus dos hijos en el parque infantil anexo al Ayuntamiento, controlado por milicianos prorrusos uniformados y armados con fusiles Kaláshnikov.

Esta madre, que pertenece a una mayoría de los 120.000 habitantes de Slaviansk que apoya la rebelión de la ciudad contra Kiev, se acerca a tres milicianos apostados al lado del parque infantil, junto al Ayuntamiento, para decirles que ellos "sí son hombres de verdad".

Pero también en esta localidad del norte de la región de Donetsk, corazón industrial y minero de Ucrania, hay gente que no quiere ni oír hablar de la federalización del país, como exige la mayoría y Moscú, ni mucho menos de la unión con Rusia.

Es el caso de Taísia, una profesora de mediana edad que quiere que los milicianos armados que se han hecho con la ciudad -llamados despectivamente en Kiev como "hombrecillos verdes" por sus uniformes de camuflaje sin signos de distinción- abandonen Slaviansk.

Seguir juntos "Cuando las personas que han venido aquí desde fuera dejen Sláviansk, volverá a reinar a la tranquilidad. Cuando nuestros políticos se preocupen por nosotros, todo irá bien. Y lo más importante es que no nos separemos de Ucrania. Tenemos que quedarnos en Ucrania", dijo esta mujer.

Otra mujer nacida en esta localidad y que trabaja en su mercado de abastos, asegura no apoyar las exigencias de la mayoría más visible en la ciudad pero reconoce, al igual que Taísia, que algunos tienen miedo de decir lo que piensan.

"Si dijera esto a las televisiones de aquí, podrían quemarme la casa", se quejó Taísia.

La mayoría de los activistas prorrusos armados, que se identifican como la "Milicia Popular del Donbass", se han retirado de las calles del centro para reforzar las barricadas que rodean todos los accesos rodados a la localidad.

Apenas unos pocos se podían ver ayer en los tres edificios oficiales que han convertido en sus cuarteles: el Ayuntamiento, la comisaría y la sede local del Servicio de Seguridad de Ucrania, donde emplazaron algunos de los blindados que arrebataron el miércoles a una unidad de soldados ucranianos.

Un activista prorruso que recogía donativos frente a la comisaría aseguró a los vecinos que los soldados de la 25ª Brigada Aerotransportada de Dnepropetrovsk fueron obligados a rendir sus vehículos a la milicia. "Los blindados les fueron arrebatados, y después, ¿qué iban a hacer?. Dijeron que se habían pasado al lado del pueblo", afirmó.

Desertores ucranianos En Kiev, el presidente interino de Ucrania, Alexandr Turchínov, calificó de "cobardes" a esos paracaidistas que entregaron sus armas y advirtió de que "los militares responsables serán juzgados".

En tanto, la columna de quince carros blindados bloqueada por cientos de ciudadanos pacíficos en Kramatorsk se retiró de la zona tras entregar los percutores de sus fusiles a los milicianos, según varios testimonios telefónicos recogidos por este enviado especial.

El Ministerio de Defensa ucraniano reconoció en un comunicado que los paracaidistas "se dirigen a su base permanente en Dnepropetrovsk" tras retirarse de Kramatorsk "para evitar víctimas mortales entre la población civil".

Con toda la región de Donetsk en relativa calma, a pesar de que la operación antiterrorista contra los rebeldes lanzada por Kiev sigue en marcha, tres activistas prorrusos murieron anoche por disparos de militares ucranianos cuando intentaron asaltar y tomar su unidad en la ciudad de Mariupol, en el mar de Azov.

"Tres criminales han muerto y otros 63 fueron apresados. El resto se han fugado y son ahora perseguidos por la policía", dijo sobre el incidente Turchínov, que tachó de "terroristas" a los asaltantes y aseguró que emplearon "armas automáticas, granadas y cócteles molotov" durante el asalto al cuartel militar.

Por otro lado, la Guardia de Fronteras ucraniana reconoció ayer que impide la entrada en el país a los hombres de ciudadanía rusa con edades comprendidas entre los 16 y los 60 años, por temor a que se sumen a los insurgentes.