MADRID - Se conocen los actores, la trama, el nudo y el desenlace. El Congreso de los Diputados se convierte hoy en el escenario de una representación teatral donde la voluntad mayoritaria de Catalunya se dará de bruces contra el muro inmovilista del Gobierno español y de los partidos, de distinto color, que rechazarán -con el 86,28% de los votos (302 de los 350 diputados)- la petición de la transferencia para la organización de la consulta soberanista que lidera Artur Mas. Se sabe hasta la reacción de los asistentes: aplausos furibundos a la intervención de Mariano Rajoy, si finalmente decide poner voz a su discurso negacionista, y malestar de las formaciones que respaldan el derecho a decidir. Habrá incluso hastío, puesto que la obra incidirá en el mismo soniquete de los últimos meses. Pero la realidad es tozuda. ¿Y después qué? Ley de consultas, declaración unilateral de independencia, elecciones plebiscitarias? ¿O tercera vía? Esta última opción gana enteros después de que ayer mismo el líder del PP instara al jefe del Govern a resolver los problemas "dialogando, y no tomando decisiones unilaterales para luego planteárselas a los demás a modo de contrato de adhesión". También Mas, el gran ausente de la jornada para evitar una fotografía similar a lo que aconteció con Ibarretxe en 2005, viene de referirse a que se limita a solicitar "cosas normales", en referencia a mayores cotas de autogobierno, mejor financiación y profundización en la inmersión lingüística.

Rajoy, molesto por conocer "a través de los medios" la convocatoria del referendo del próximo 9 de noviembre, reclamó a todas las partes "hacer un esfuerzo", "sujetarse a la ley" y "dialogar", desterrando cualquier iniciativa que signifique "ir en sentido contrario al proceso de integración" que se vive en todo el mundo. Por ello, está seguro de que el embrollo catalán se resolverá tras un debate que confía sea "clarificador", apelando a que Catalunya y el Estado español llevan "más de 500 años viviendo juntos, con lazos familiares, afectivos y de sangre". Admitió "errores" que "hemos cometido juntos", y ensalzó Rajoy el talante "emprendedor" de los catalanes, "gente que se juega su dinero, que se esfuerza y que aporta mucho al interés nacional", resumió en un argumento de cariz conciliador y menos agresivo en víspera del rifirrafe de esta tarde. También la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, arguyó el ofrecimiento de "diálogo democrático amplio" para resolver los obstáculos a través de un nuevo modelo de financiación autonómica, así como un marco de autogobierno más eficaz y eficiente. "Se dirá no a una ley y sí a la convivencia", zanjó la dirigente popular, emplazando a Mas a virar de rumbo, "a dar un paso atrás para que todos los catalanes demos un paso adelante para evitar la división".

El president insiste en que ni la resolución del TC, que niega a Catalunya la condición de sujeto jurídico y político soberano, ni el portazo del Congreso le moverán de su posición, que implica respetar la "voz mayoritaria" del pueblo catalán. Pero aboga a su vez por la "voluntad de pacto y entendimiento", que es la actitud que "siempre" ha caracterizado a los catalanes, y en repetidas ocasiones ha clarificado que el proceso se expresará "de forma civilizada, constructiva y dialogante". En su última puesta en escena, hizo suyas las tesis del que fuera primer presidente de la Mancomunitat, Enric Prat de la Riba, de que "todos queremos para Catalunya un cuerpo de Estado", y de que "quedarse quieto es morir, quedar en la nada". Un "cuerpo de Estado", es decir, un mayor autogobierno donde la Hacienda propia se impone como algo "urgente, necesario, que no se puede improvisar, pero que es la gran estructura que necesita Catalunya", en palabras del propio Mas. Así, demanda que "las infraestructuras estén de acuerdo con nuestra capacidad de generación de riqueza y que una parte de los recursos se queden aquí"; e igualmente, "que nos dejen enseñar y aprender de manera normal nuestra lengua".

ERC ya le ha echado el alto al president para que no caiga en manos de la llamada tercera vía, lo que podría condicionar su apoyo gubernamental. "En la Diada de 2012 no se salió a la calle pidiendo la tercera vía, sino bajo el lema Catalunya, nuevo Estado de Europa", ilustró la portavoz republicana Ana Simó. "Esta pantalla del videojuego la hemos superado", zanjó con rotundidad.

86,2%

Votos en contra. El 86,28% de los diputados no votará a favor del traspaso. De los 350 que conforman el arco parlamentario, 302 piensan decir 'no' a la iniciativa del Parlament, los que suman PP, PSOE, UPyD, Foro Asturias y UPN.

13,4%

Votos a favor. Previsiblemente, serán 47 los diputados que voten a favor: los de CiU, PNV, BNG, ERC, Amaiur, Izquierda Plural (IU-ICV-CHA), y buena parte del Mixto (Nueva Canarias, Compromís y Geroa Bai). Coalición Canarias optará por la abstención.

Turull (CiU), Rovira (ERC) y Herrera (ICV) tendrán diez minutos cada uno para defender la propuesta. Luego intervendrán los grupos de la oposición del Congreso, de mayor a menor, con 20 minutos cada uno. Los miembros del Parlament responderán durante 15 minutos. El Gobierno, bien Rajoy o Sáenz de Santamaría, puede intervenir cuando lo desee.