MADRID - El PNV cerrará filas con Catalunya en el debate que acogerá hoy el Congreso. El partido, que ya sufrió en propias carnes el portazo de Madrid cuando el lehendakari Ibarretxe propuso un nuevo estatuto para Euskadi, asiste al debate catalán con cierta sensación de déjà vu, y también de hartazgo, porque no entiende que el Gobierno español siga atrincherándose en el no y ve con preocupación que no aborde el problema de encaje de las nacionalidades históricas. Fuentes jeltzales adelantan a este diario que su portavoz, Aitor Esteban, defenderá sin reservas el derecho a decidir no solo por entender que Catalunya es una nación, sino por convicción democrática y por dar la palabra a la ciudadanía, máxime cuando los partidarios del referéndum acudirán hoy a Madrid con un planteamiento legal para pedir que el Estado transfiera la competencia para convocar consultas, y cuando el Tribunal Constitucional ha reconocido que el derecho a decidir es una aspiración política negociable, aunque dentro de la Constitución. "Con el no del Congreso no se solucionará nada. El problema seguirá estando ahí. Hay un problema político en el Estado y el Gobierno español lo debe afrontar", sentencian desde el grupo del Congreso.
El PNV no oculta su descontento con, y saca a relucir la reforma constitucional exprés pactada por PSOE y PP en 2011 para satisfacer a los mercados y controlar el déficit, mientras las reivindicaciones en materia de autogobierno no se traducen en modificaciones de la Constitución. "Hay un problema de encaje que debe ser resuelto", abundan. El burukide Koldo Mediavilla, por su parte, defiende en un artículo publicado ayer en su blog que la iniciativa catalana tiene encaje en la Constitución española, que contempla la posibilidad de delegar competencias a los territorios. "Muy a pesar de todo ello, todo parece indicar que, ni apelando a la propia legalidad que sacralizan PP y PSOE, la iniciativa aprobada mayoritariamente por el Parlamento de Catalunya saldrá adelante. Será una nueva oportunidad perdida para embridar un conflicto que el Estado español y sus representantes mayoritarios prefieren que cabalgue desbocado", lamenta. - M.Vázquez