kiev. Las protestas antigubernamentales en Ucrania amplían su geografía por todo el país, desde Kiev, con la toma de otro edificio oficial, al Este ruso parlante, granero de votos del presidente, Viktor Yanukovich. El último edificio de la capital en caer en manos de la oposición ha sido la Casa Ucraniana, antiguo Museo Lenin, que fue asaltado durante la madrugada del domingo por una multitud enardecida, que lo ha convertido en nuevo bastión de la resistencia.
Miles de manifestantes asediaron durante horas a los doscientos agentes del Ministerio del Interior refugiados en el inmueble y únicamente los dejaron salir cuando hizo acto de aparición el carismático boxeador y dirigente opositor, Vitali Klitschko. Ahora, al igual que ocurriera con el Ayuntamiento y la Casa de los Sindicatos, el centro de exposiciones ha sido sellado con barricadas de nieve y en su interior se han abierto ya una cocina, un comedor y un dormitorio.
Los periodistas son los únicos que reciben autorización para adentrarse en sus dependencias, que se encuentran en buen estado, ya que los manifestantes se han comprometido a garantizar la seguridad de sus archivos. "¿Extremistas? Soy licenciado universitario. Tengo más preparación intelectual que muchos ministros. Los bandidos son ellos", aseguró otro ciudadano de unos cuarenta años a la puerta del edificio.
La resistencia popular a Yanukovich es una máquina engrasada de desobediencia civil que tanto es capaz de organizar la construcción de una barricada en apenas unos minutos como la captura de unos provocadores o la toma de un edificio. Como ejemplo, decenas de personas se dedicaron durante horas hasta la caída de la noche a romper la gruesa costra de hielo que cubría al adoquinado de la plaza de Europa con el fin de llenar los sacos de nieve para las barricadas.
Los manifestantes hicieron ayer una pausa en su lucha para celebrar las pompas fúnebres del manifestante bielorruso, Mijail Zhisnevski, que murió al recibir un disparo en el pecho en los primeros días de desórdenes en Kiev.
Envalentonado por el avance del movimiento de protesta, el Cuartel de Resistencia Nacional (CRN) lanzó ayer un ultimátum a Yanukovich para que libere en las próximas horas a los 118 manifestantes detenidos. "Yanukovich y sus asesores no entienden el ánimo que ha cundido entre la sociedad", aseguró Serguei Pashinski, subjefe del CRN y diputado opositor.
Mientras, ha ocurrido lo que más temían las autoridades, que las protestas no se limitaran a la capital y el oeste del país, tradicionalmente europeísta, sino que se propagaran por toda la geografía, en particular el este controlado por el oficialista Partido de las Regiones. Miles de manifestantes participaron ayer en el asalto al edificio de la delegación del gobierno en la ciudad de Zaparozhie, cuna de Taras Bulba y de los cosacos, enfrentamientos en los que resultaron heridas varias personas.
disturbios en el este Lo mismo ocurrió en Dniepropetrovsk, una de las principales ciudades del Este del país, y en la capital de la región Sumskaya, limítrofe con Rusia, donde los opositores tomaron la sede de la asamblea municipal y regional.
La patria chica de Yanukovich, Donetsk, capital de la cuenca hullera ucraniana, también fue escenario de choques entre partidarios de ambos bandos, después de que manifestantes oficialistas intentaran proteger la sede de la delegación del Gobierno central. Hasta los tártaros de la península de Crimea han convocado un mitin de protesta contra lo que llaman dictadura del Gobierno regional, cuya capital está en Simferopol.
Además, la región central de Vinnitsa fue escenario de choques entre manifestantes y antidisturbios, que se llevaron la peor parte, ya que diez de ellos tuvieron que ser hospitalizados. Las asambleas de las regiones occidentales de Termopol e Ivano-Frankovsk llegaron a ilegalizar ayer la simbología del oficialista Partido de las Regiones de Yanukovich y de sus aliados, los comunistas.
Mientras, los líderes opositores están a la espera de una segunda ronda de negociaciones con el presidente después de negarse la víspera a compartir el poder con Yanukovich, si este no revoca las leyes "dictatoriales" y convoca elecciones presidenciales anticipadas. La oposición se mostró dispuesta a asumir las responsabilidades de gobierno, pero sólo después de regresar a la Constitución de 2004, que limitaba notablemente las facultades del presidente.
Yanukovich, cuya oferta de Gobierno a la oposición ha sido interpretado por todos como una muestra de debilidad, ha prometido a Occidente que no declarará el estado de excepción, aunque los manifestantes se nieguen a abandonar las calles. Al respecto, el ministro de Defensa, Pavel Lebedev, descartó ayer la posibilidad de que el Ejército sea desplegado para reprimir las protestas populares.
Mientras los gobiernos del Reino Unido y Francia coincidieron ayer en pedir al de Ucrania que actúe con moderación ante los enfrentamientos entre los manifestantes y la Policía, y destacó la oferta del presidente ucraniano, Viktor Yanukovich, a la oposición. Los llamamientos al diálogo tienen que ser seguidos muy rápidamente de gestos concretos", añadió el ministro galo de Asuntos Exteriores.