parís. El presidente francés, François Hollande, que abre una nueva etapa personal tras separarse de la ya ex primera dama, se enfrenta ahora al reto de aplicar los recortes masivos del gasto público que él mismo anunció. Hollande inicia un período dominado en lo privado por la soltería "oficial" desde que el sábado anunció en una breve declaración que ya no comparte su vida con la periodista Valérie Trierweiler, con la que llegó al Elíseo en 2012.
Ayer Trierweiler partió hacia la India en un viaje con actividad humanitaria mientras, el presidente comienza mañana una visita a Turquía, después de que ambos solucionaran una situación que hizo pública una revista al revelar que el presidente tenía otra relación sentimental.
El ministro de Trabajo, Michel Sapin, declaró hoy que la decisión de la pareja de separarse era "necesaria" por motivos de "claridad", queriendo confirmar que el Gobierno da por cerrado un capítulo que ha concentrado un interés mediático intenso sobre la vida privada del presidente durante dos semanas.
Pero en medio del revuelo causado por su situación sentimental, Hollande comunicó a los franceses las medidas de choque que París pretende aplicar para evitar un mayor deterioro de la economía y recuperar la competitividad perdida, un drástico plan que vuelve del revés algunas estructuras estatales.
Hollande se tendrá que dedicar a aplicar los principios derivados de un programa de facilitación de la competitividad empresarial, vía reducción de cargas sociales, y de masivos recortes de gasto público que además corren el peligro de confirmar un alejamiento ideológico de la doctrina adjudicada a su partido, el socialista. Ese empeño obligará a reducciones en todas las áreas de gobierno y en las estructuras estatales y regionales, pero también en el gasto social, que en la actualidad todavía sitúa a Francia por encima de la media de la Unión Europea en proporción del gasto público total.
Además anunció que habrá una reorganización de las regiones francesas para evitar lo que Hollande denominó "solapamientos y duplicaciones", en definitiva gastos repetidos.
Una de las señales de apoyo la envió el viernes la agencia de calificación Moody's, que mantuvo su nota de Aa1 para la deuda soberana francesa, pero advirtió de que en cualquier momento su valoración podría cambiar. Moody's, a cuyo anuncio el Gobierno francés reaccionó sin darle demasiada importancia, detectó "tensiones sociales y políticas" y "rigideces" que siguen impidiendo la recuperación de la competitividad.
La aplicación del paquete de ajuste sin precedentes anunciado por Hollande se hará además este año simultáneamente a la celebración de comicios europeos y locales.
Un sondeo publicado ayer por Le Journal du Dimanche coloca en primera posición de las preferencias de los votantes a la ultraderecha del Frente Nacional y en tercer lugar al Partido Socialista que aplicará las medidas de Hollande.