En una de las sentencias anunciadas con mayor brevedad que se recuerdan en China tras la conclusión del juicio el pasado miércoles, un Tribunal de Pekín condenó al activista y abogado Xu Zhiyong a cuatro años de cárcel por "reunir a gente para alterar el orden público".
Xu, la gran esperanza del activismo ciudadano en China, pedía desde hace una década transparencia al Gobierno comunista y también ayudaba a peticionarios y a familias que tienen problemas en el acceso a la educación de sus hijos o que son víctimas de otras injusticias sociales amparadas por la Constitución del país asiático.
La situación del abogado y profesor tuvo durante años el beneplácito de Pekín pero cambió cuando fundó el movimiento Nuevo Ciudadano, que en poco tiempo consiguió un gran número de seguidores y apoyos. En abril de 2013, Xu fue puesto bajo arresto domiciliario y en diciembre su caso fue transferido a la fiscalía. Padre de una niña nacida hace apenas dos semanas, muchos de sus seguidores y amigos se acercaron a las cercanías del juzgado con pancartas o gritando mensajes de apoyo.
Cuando ayer domingo, día laborable en China antes del comienzo de las celebraciones del Año Nuevo, el juez le comunicó la sentencia, Xu dijo que la Corte le había "destruido por completo lo que le quedaba de respeto por el Estado de Derecho en China", según explicó uno de sus abogados Zhang Qingfang, presente en la sala junto a dos familiares pero a donde no tuvieron acceso a las periodistas, que tuvieron que esperar en el exterior soportando un gran cordón de seguridad con decenas de policías vestidos de uniforme o de paisano que interferían en su trabajo.
Durante el juicio, tanto Xu como sus dos abogados permanecieron en silencio en protesta por la mayor parte de las actuaciones de las que fueron privados, ya que por ejemplo no se permitió a sus testigos que testificaran. Sin embargo, el activista de 40 años decidió leer un manifiesto al final del juicio en el que hizo un llamamiento al cambio democrático, la libertad de expresión y el estado de derecho.
"enfriar las protestas" Para la organización Human Rights Watch, la condena a cuatro años de cárcel a Xu es un pretexto para enfriar las protestas populares contra la corrupción, mientras recalcan que otro dos activistas han sido juzgados la semana pasada y otros más lo serán en la que comienza, al tiempo que se publicó una investigación sobre la actividad fiscal opaca de familiares de la cúpula dirigente comunista en paraísos fiscales.
"La dura sentencia para un crítico moderado que refleja la preocupación pública sobre la corrupción muestra la poca tolerancia hacia la disidencia hay en China hoy en día", dijo Brad Adams, el director para Asia de Human Rights Watch. "El presidente chino, Xi Jinping, ha convertido la lucha contra la corrupción en el eje central de su presidencia, pero cuando un ciudadano medio ocupa la misma causa, éste es enviado a prisión. Esta hipocresía es una burla de la campaña anticorrupción del presidente".
El Gobierno de EEUU también se declaró "profundamente decepcionado" por la condena y expresó su temor a que sea un castigo por su campaña pública para denunciar la corrupción
Pasadas las seis de la tarde del domingo, el disidente chino Hu Jia, que cuenta con más de 40.000 seguidores en su cuenta en la red social de Twitter, bloqueada en China, anunció que las fuerzas de seguridad le iban a llevar a una comisaría y preguntar por sus comentarios de apoyo al propio Xu y al investigador y académico Ilham Tohti, nacido en la región autónoma china de Xinjiang y detenido desde hace una semana por Pekín, que le acusa de cometer "delitos separatistas".