Edimburgo. Bajo el título Análisis de Escocia: Unión Europea y asuntos internacionales, el Gobierno británico presentó ayer en Glasgow un nuevo documento que en teoría pretendía analizar las ventajas que tiene Escocia a nivel internacional siendo parte de Reino Unido. En la práctica, fue un alegato sobre la Unión Europea, uno de los temas más polémicos en la carrera independentista. La conclusión del informe fue que la zona norte de la isla saldría perdiendo en materia económica. En concreto, cada hogar escocés percibiría 1.100 euros menos de Europa si comenzara un camino fuera de la tutela de Londres.

El secretario del Foreign Office, -ministerio del Exterior- William Hague y el secretario jefe del Tesoro, Danny Alexander, fueron los encargados de dar lectura a los puntos más importantes del documento. De esta manera, Alexander subrayó que Escocia se lleva gran parte de las ayudas europeas que recibe Reino Unido, algo que obviamente se acabaría tras la independencia. Sin embargo, el secretario del Tesoro dejó muy claro que el montante que se recibe de Bruselas, unos 3 mil millones al año, no es una suma divisible, por lo que "Escocia tendría que negociar sus propias ayudas".

A su vez, aseguró que cada hogar escocés pagaría 1.100 euros más al año durante el periodo 2014-2020 que es cuando se volverán a negociar las ayudas ya cerradas hasta entonces. Así, habría que modificar la normativa para que Escocia consiguiera una corrección presupuestaria en su entrada a la Unión. Algo que, según Danny Alexander, sería "extremadamente difícil" ya que nunca se le ha aplicado a ningún país nuevo, por lo que subrayó que Edimburgo no podría alcanzar unas ayudas tan altas como las que actualmente recibe Londres.

Otro de los pilares que se analizan en el documento es la Política Agrícola Común de la Unión Europea. Alexander, admitió ayer que, si se independizara, Escocia podría recibir 850 millones de libras más de los que actualmente recibe, aunque también resaltó que en el "peor escenario" podría llegar a perder mil millones. Esto es lo que llevó al secretario del Tesoro, nacido en Edimburgo, a asegurar que "como parte de Reino Unido los escoceses pagamos menos y sacamos más rendimiento de ser un solo país".

Por su parte, el secretario del Foreign Office, William Hague, se mostró escéptico ante la posibilidad de que Escocia pudiera unirse a Europa en el 2016, cuando comience a andar como país independiente si gana el en las urnas. El político aseguró que "no es razonable esperar una transición sin problemas" y que "no he visto nada tan complejo solucionado en 18 meses", en referencia al tiempo que transcurrirá entre la consulta y la independencia de facto. Hague recalcó también que "Escocia puede hacer más bien al mundo y tener más influencia global dentro de Reino Unido". Además, señaló que el pasaporte británico da acceso a la red de embajadas y consulados que el país tiene por todo el mundo y que el nuevo estado "perdería esa oportunidad".

PUNTOS DE VISTA Los representantes del Ejecutivo británico resaltaron también que "Escocia, como nuevo país, tendrá que renegociar su entrada en la Unión Europea y los términos podrían ser distintos a los actuales". En este punto radica la clave de la polémica. Y es que, según el punto de vista nacionalista, la zona norte de la isla lleva 40 años siendo parte de Europa, por lo que, a pesar de que administrativamente sería un país nuevo, ya habría formado parte de la Unión durante décadas.

Por eso, las declaraciones de Hague y Alexander fueron recibidas con frialdad por el Gobierno escocés. La viceprimer ministro, Nicola Sturgeon, aseguró que "el único riesgo real" es el referéndum sobre la pertenencia a la UE organizado por el Gobierno británico para el 2017. En esta línea, Sturgeon añadió que "ninguna de nuestras propuestas" afectaría directamente al resto de estados miembros mientras que en Londres "están seguros del éxito de sus negociaciones para cambiar los tratados sobre los que descansa toda la Unión y su mercado único".

RESPALDO DE EUROPA El informe del Gobierno británico fue presentado justo un día después de que varios expertos asegurasen que "Europa querría a Escocia" entre sus miembros. El Comité de Relaciones Externas y Europeas del Parlamento escocés escuchó las declaraciones de expertos como Laura Cram, de la Universidad de Edimburgo, en las que aseguraba que la zona norte de la isla no se quedaría fuera de la Unión ya que "se aprecia una preferencia general para que continúe siendo miembro".

También el profesor en Oxford y miembro de la campaña unionista Better Together, Jim Gallagher, aseguró que "es probable" que el nuevo país entrara en el club europeo tras una "negociación acelerada". Además, añadió que cuestiones como la adhesión inmediata al euro o al espacio Schengen "podrían ser evitadas". Sin embargo, en lo que sí coincidieron los expertos universitarios fue en tildar de "irreal" el calendario para cerrar las negociaciones con Europa en los 18 meses siguientes a la consulta ya que consideran que llevaría más tiempo.