madrid. El primer acto público del rey fuera de La Zarzuela tras la última operación de cadera que sufrió el pasado 21 de noviembre para implantarle la prótesis definitiva ha dejado bien claro que aún sufre secuelas de la intervención quirúrgica. La aparición del Jefe del Estado, con motivo de la celebración de la Pascua Militar en el Palacio Real, sin embargo, lejos de cumplir las optimistas expectativas creadas por la Casa Real sobre su recuperación -que él mismo alentó en su discurso de Nochebuena al confirmar que pretende continuar con su reinado-, ha avivado la polémica sobre su verdadero estado de salud y sus capacidades para mantener la Jefatura del Estado.
El monarca, que llegó a la Plaza de la Armería andando con dos muletas, pronunció el discurso principal en el Salón del Trono con visible esfuerzo y salpicado de titubeos y equivocaciones en la lectura, mala pronunciación y largas paradas. Todo ello, a pesar de que Juan Carlos leyó el breve texto de principio a fin y lo hizo de pie, la única concesión que se hizo a abandonar las muletas y la silla en la que siguió el acto. Los portavoces de la Casa Real justificaron los errores y balbuceos del rey en la lectura asegurando que el atril en el que estaban depositados sus papeles tenía "poca luz". El rey dio muestras de cansancio durante todo el acto pese a que La Zarzuela diseñara un acto sensiblemente más corto, lo que ha reabierto el debate político y social sobre la necesidad de su abdicación precisamente un día después de que cumpliera 76 años.
El ejército y la unidad de españa En el mismo acto, y en un momento tan sensible como éste en el que Cataluña encara la senda de la consulta soberanista el ministro de Defensa, Pedro Morenés no dudó en recordar que las Fuerzas Armadas son las garantes de "la soberanía nacional y la unidad" de España.