Madrid. Por lo visto y oído en este 2013 bien podrían muchos políticos acordarse del dicho y pensar que "por la boca muere el pez" antes de hacer declaraciones que, desafortunadas o no, les juegan después una mala pasada y son sobredimensionadas por los medios de comunicación.

El año que termina nos deja un buen número de ejemplos, aunque sin duda uno de los que más resuena todavía es aquel "relaxing cup of café con leche" con el que la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, quiso conquistar, sin conseguirlo, al Comité Olímpico Internacional.

La frase de Ana Botella se ha ganado el séptimo puesto en la lista de grandes meteduras de pata de los alcaldes en 2013 que publica la prestigiosa revista Time. Desde luego, lo que nadie puede decir es que le faltara claridad a la alcaldesa porque seguro que, incluso quienes no saben inglés, captaron a la primera la esencia de su mensaje.

Más difícil fue entender a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, cuando intentó explicar qué era exactamente la "indemnización en diferido" que el PP pactó con su extesorero Luis Bárcenas, un caso que ha dado para todo tipo de metáforas entre los políticos.

Para muestra, el "striptease económico" que Alfredo Pérez Rubalcaba anunció en febrero al hacer públicos sus ingresos mientras el PP iniciaba una campaña en Twitter para pedir al líder del PSOE que mostrara sus declaraciones de la renta, igual que hacía el presidente, Mariano Rajoy.

La etiqueta "Que la enseñe Rubalcaba", elegida por el PP para su primer tuit sobre el asunto, llenó la red social de bromas y chistes fáciles. Eso sí, como era de esperar y dado el tema, no todos de buen gusto.

Palabras malsonantes también ha habido, aunque a veces han dado fuerza al contenido de los discursos. Ya lo dijo muy clarito el líder de IU, Cayo Lara, cuando volvió a pedir explicaciones a Rajoy por el caso Bárcenas y le aconsejó que -como hizo Estanislao Figueras, jefe del Gobierno en 1873-, reuniera a su Ejecutiva para decirles: "Señores, ya no aguanto más. Voy a serles franco, estoy hasta los cojones de todos nosotros".

Hasta el presidente del Congreso, Jesús Posada, ha tenido que pedir disculpas porque se le escapó un "coño" en la tribuna en el momento en el que trataba de imponer el orden en el debate.

Quien parece que no desiste nunca es el ministro de Educación, José Ignacio Wert, que, una vez más, y después de haber reconocido el año pasado que es como "un toro bravo que se crece con el castigo", ha seguido soltando perlas.

Ahí queda ese "esto es la jungla y yo sin machete...", que a modo Sandokan profirió el ministro cuando se dirigía hacia un grupo de periodistas en el Congreso que pretendían preguntarle por las becas Erasmus. Inasequible al desaliento, y pese a las críticas por la reforma educativa, Wert ha confesado también que sólo tira la toalla, "generalmente con cierto desorden", al salir de la ducha.

Y a propósito de la higiene personal, el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete -de quien ya sabíamos que no pone reparos a comer yogures caducados-, nos ha contado en 2013 que se ducha con agua fría, para así ahorrar energía.

"Mientras se espera a que salga agua caliente, se desperdicia mucha agua", decía el ministro mejor valorado en las encuestas por los españoles.

Sinceridad no le ha faltado tampoco a la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, que dejó aflorar sus sentimientos al contar su visita a la valla de Melilla con una delegación de diputados.

"Cuando acabé de visitar la valla de Melilla me tuve que esconder detrás de un árbol porque me puse a llorar, porque lo que allí se ve es terrorífico", afirmaba Valenciano, provocando con ello una cascada de reacciones en las redes sociales.

Casi tantas como las que surgieron cuando Rosa Díez hizo gala de un gran optimismo al hablar de las perspectivas políticas de su partido y mostrarse convencida de que "hay millones de españoles que son de UPyD y no lo saben".

En fin, termina el año y el 2014 quizá sirva para que esos españoles descubran que sí, que son de UPyD, y nos depare otras sorpresas de los políticos. Aunque quién sabe si, como dijo el presidente Rajoy, a preguntas de los periodistas sobre el caso Bárcenas, "todo es absolutamente falso, salvo alguna cosa".