C ANADá acaba de decir adiós al cartero. En cinco años esa imagen bucólica habrá desaparecido. Justo en la era de las comunicaciones se pierde la fundamental, el tête à tête. El cara a cara. Trazando un paralelismo, el diálogo como base en una democracia moderna. Al fin y al cabo, el instrumento que desatascaría el estado actual en el que se encuentra Catalunya. Desde el momento en que conocemos la fecha de la consulta propuesta por Mas y las preguntas, dejamos atrás la ficción y nos movemos ya en realidades.
El President mueve ficha antes de lo previsto, marca la agenda y le obliga a Rajoy a hacer lo propio. Hemos entrado en la fase de los gestos. Hasta el momento tanto Rajoy como Mas han hablado para su electorado, no para la ciudadanía. El President porque sabe que puede dejar de tocar poder en breve y devolver a CiU a la oposición ante una ERC cada vez más sobredimensionada según las últimas encuestas. Y Rajoy porque endureciendo su programa consigue contentar al electorado más derechista, a quien debe encantar en la segunda parte de la legislatura. La misma que le llevará a salir de Moncloa o a mantener al PP en ella. Rajoy sabe que el ala dura (Aznar, Botella, Aguirre ? ) mira de reojo cada uno de sus indecisos movimientos. ¡Son quienes se envuelven cada noche en la bandera española!
Con su decisión, Mas se mete en un laberinto. No es malo. Sabe muy bien dónde está la salida y cuáles son las etapas que tiene que superar. Por el momento, salva los muebles pactando las preguntas con quien en privado le amenaza con el "o todo o nada". Con quien le sustenta en el Gobierno y le permitirá aprobar los presupuestos del próximo año en medio de los recortes y el objetivo de déficit. Acuerda con ERC pero en la foto también salen ICV-EUiA y la CUP. 87 de los 135 parlamentarios. El 64,4% de la representación. 2.093.709 millones de votos de los 3.657.450 que se contabilizaron en las últimas elecciones. La voluntad de una legítima mayoría. La misma mayoría en la que Rajoy se apoya para gobernar. ¿Qué diferencias existen entre ambas? ¿Qué autoridad moral posee un ministro para desprestigiar la consulta cuando su Ejecutivo deja atrás leyes anticonstitucionales como la de las tasas judiciales o la de Seguridad Ciudadana?
Mas califica la cita de trascendental y agradece el "sentido de país" que poseen las formaciones que apoyan "lo que tenemos entre manos". Mas adelanta el anuncio y lo hace coincidir con la visita a Moncloa del presidente del Consejo Europeo. Vuelve a poner a Catalunya en el mundo. La proyecta internacionalmente como lo hizo con la Vía Catalana del 11-S. Cabeceras como The Wall Street Journal, Liberation; canales de televisión como Bloomberg o BBC se han hecho eco en las últimas horas de la fecha de la consulta. Y en medio de todo, Rajoy advierte de que ésta no se celebrará, pero ni él ni sus ministros aclaran cómo lo evitarán y peor aún, no reducen la repercusión.
Queda menos de un año para un 9-N fijado lejos de la votación de Escocia y de la Diada. Y pueden pasar muchas cosas. Por delante, una ardua tarea de seducción. Por eso no son descartables nuevas reuniones secretas entre Mas y Rajoy para ofrecer una salida política al actual escenario. Sin cámaras. Uno de los problemas de Catalunya es que está siempre en el debate público. Debe salir de ahí y dialogar en privado sobre su futuro. La polémica distorsiona la realidad. No se pueden repetir los errores del Estatut. Y en paralelo a ese necesario diálogo, circularán numerosos interrogantes. Por ejemplo, ¿se mantendrá la unidad en CiU?¿hay riesgo de cansancio en la ciudadanía catalana? ¿qué actitud mantendrán las bases del PSC? ¿qué papel jugará el Parlament? ¿si no se permite la consulta, Mas convocará elecciones "plebiscitarias" para otoño de 2014? ¿y si las gana ERC, qué margen de actuación le quedará a Rajoy?¿no será mejor hablar con la misma CiU con la que pactó Aznar en 1996, que enfrentarse a un futuro incierto?
@aorrantiah