Oier Llinás
Durante más de una hora y media, los miembros del gabinete escocés contestaron a todas las preguntas que les realizaron ciudadanos representando colectivos tan diversos como sindicatos, asociaciones de comercio, colegios profesionales u organizaciones voluntarias. Entre los temas más populares estuvieron los económicos, como el futuro del estado del bienestar, el sistema de impuestos o la pobreza. Aun así, también destacaron dudas sobre la existencia de una constitución escrita y, como no podía ser de otra manera, la pertenencia del futuro estado escocés a la Unión Europea.
Fue el primero de una serie de encuentros en los que el Gabinete al completo tratará de dar respuestas sobre el Libro Blanco, la hoja de ruta del Gobierno escocés para un estado independiente. El encuentro dio comienzo con un discurso del jefe del ejecutivo, Alex Salmond, en el que señaló que la razón de ser del referéndum es la de "ver cómo las decisiones que Escocia desea se toman en un órgano elegido por los escoceses". En este sentido, apuntó a la intención de Londres de llevar a cabo una consulta en 2017 para decidir si mantienen su pertenencia a la UE. Salmond se preguntó "¿por qué debemos debatir si seguimos en Europa o no, cuando nosotros ya lo sabemos?" y aseguró que el debate "ha sido creado por elecciones realizadas en otro lugar, no aquí".
La viceprimer ministra escocesa, Nicola Sturgeon, arremetió duramente contra el Gobierno conservador en Londres al recalcar que "si no se vota a favor de la separación, en cinco o diez años no creo que vayamos a tener un estado del bienestar reconocible por nosotros". Los miembros del Gobierno también recalcaron que "antes de la votación" se presentarán borradores sobre una Constitución escrita "como la que tienen los países de la UE".
Impacto del libro blanco Este primer encuentro tuvo lugar el mismo día en el que la empresa IPSOS MORI publicaba su encuesta sobre la aceptación del Libro Blanco entre los escoceses que, según los datos, no ha llegado a calar. Un 51% de los encuestados aseguró que no cambiaría el sentido de su voto después de leer el documento. En esta línea, Nicola Sturgeon recalcó que "no esperamos que un documento de 670 páginas cambie la mentalidad de la gente en una semana. Habrá que esperar y volver a evaluar su impacto en unos meses, cuando la sociedad lo haya podido leer en su totalidad".
Según los resultados de la encuesta, un 34% de los ciudadanos votaría a favor del "sí", tres puntos más que en septiembre. Mientras, la opción de mantener el statu quo sería respaldada por un 57%. Además, muestra que los partidarios de la independencia se concentran en las zonas más deprimidas, con un 47% favorable a la separación.