bilbao. Hubo un momento, allá a finales del pasado mes de abril, en que el fantasma de las elecciones anticipadas rondó por los despachos de Lehendakaritza. Iñigo Urkullu decidió prorrogar los últimos Presupuestos aprobados por el Gobierno socialista ante la imposibilidad de llegar a acuerdos con los partidos de la oposición para unas nuevas Cuentas. La fragmentación del Parlamento Vasco, la propia minoría de su partido, el PNV, y el veto de la oposición pronosticaban un horizonte muy oscuro para el lehendakari Urkullu. Una segunda prórroga presupuestaria hubiera conducido casi con total seguridad a un adelanto electoral.

Pero nada de eso ha ocurrido. Todo lo contrario. Un año después de su jura del cargo como lehendakari, de la que se cumplirá su primer aniversario el próximo domingo, Urkullu vive su momento más dulce en Ajuria Enea. Los sucesivos acuerdos con PSE y PP le garantizan la aprobación a finales de este mes de los Presupuestos de 2014. Pero no se trata de un logro puntual. El pacto económico con la formación de Patxi López le garantiza la estabilidad institucional para el resto de legislatura, una vía que también han explorado los populares, siempre temerosos de descolgarse del clima de entendimiento que se ha instalado en materia económica y presupuestaria entre jeltzales y socialistas.

En cuanto a la gestión, la legislatura arrancó despacio pero a día de hoy el Gobierno de Urkullu considera que cerca del 80% de las 617 iniciativas planteadas en el programa de Gobierno se encuentra en desarrollo y está cumplido el 4%. Habrá que esperar a 2014, una vez se han establecido los cauces de entendimiento entre partidos diferentes para ver hechas realidad algunas de las leyes previstas en el Programa Legislativo del Ejecutivo. Para el primer semestre del año que viene está anunciada la aprobación de una tanda de trece normas, como la Ley Municipal, la de actividad comercial, la referida a la protección de los animales o la de cooperativas de Euskadi.

acuerdos plurales Urkullu ha hecho realidad la promesa que lanzó en su discurso de investidura en el sentido de alcanzar acuerdos de país, plurales y orientados a lograr la estabilidad y la confianza que la sociedad demanda en un momento de crisis económica como el actual. Ha demostrado, por ejemplo, que es posible llegar a acuerdos transversales tanto con los partidos -ahí están los pactos con socialistas y populares- como a través de pactos institucionales. Ahí se inscriben los suscritos con las diputaciones forales de Gipuzkoa y Araba, gobernadas por Bildu y el PP, respectivamente.

Al músculo que demuestra el Gobierno de Urkullu ayuda, además, la escasa pegada política de EH Bildu en su labor como principal partido de la oposición en el Parlamento Vasco, así como -aquí juega a su favor- la fragmentación del Parlamento, que no ha propiciado derrotas clamorosas del partido del Gobierno, porque las formaciones políticas juegan a la geometría variable, sin mayorías preestablecidas en las sucesivas votaciones.

Urkullu también se ha visto reforzado por los acuerdos alcanzados tanto por su Ejecutivo como por el PNV con Mariano Rajoy y su partido, que en parte han limado algunos de los aspectos más agresivos de las reformas legislativas que el rodillo de la mayoría popular ha impuesto en las Cortes españolas.

Recuperación económica Sin embargo, la crítica situación económica y alto índice de desempleo hacen inevitable que el Gobierno del PNV muestre su perfil más prudente. No es hora de echar las campanas al vuelo cuando decenas de miles de vascos se encuentran en paro y cuando aún se desconoce las consecuencias concretas que tendrá el cierre de Fagor. Sin embargo, se atisban pequeñas señales de recuperación en esta materia. Este noviembre la CAV, que llevaba tres meses con subidas continuadas en el número de parados, ha visto descender su cifra y ha sido la comunidad autónoma que porcentualmente ha reducido más el número de inscritos en Lanbide. En esta línea, el lehendakari considera que el año 2014 será el del final de la recesión en Euskadi, de tal manera que comenzará con tasas de crecimiento positivo. El objetivo es que antes de finales de 2014 se pueda volver a la senda de la creación de empleo.

Para ello será de gran ayuda el acuerdo rubricado en septiembre con el PSE -que marcó un punto de inflexión en la legislatura- de impulso de la actividad económica y fomento del empleo, para lo que se destinarán 6.290 millones de euros a este fin hasta 2016. De esa cifra, alrededor de 5.000 millones vendrían vía presupuestos y el resto procederá del 50% de los recursos que jeltzales y socialistas esperan obtener de la reforma tributaria y la lucha contra el fraude fiscal. Con posterioridad, la formación que preside Arantza Quiroga se sumó al pacto en su vertiente fiscal.

Llegar a estos acuerdo no ha sido fácil. El bloqueo que los partidos de la oposición sometieron al Gobierno Urkullu la pasada primavera -también EH Bildu, que no ha querido entrar en la vía de consenso- hizo cambiar de estrategia al lehendakari, que convocó una mesa de partidos y otra institucional, en las que empezaron a ponerse las cartas boca arriba. Esta vía dio sus frutos y se pudo explorar con los socialistas durante todo el verano, hasta que en septiembre se rubricó el acuerdo global en materia fiscal y presupuestaria, que ya daba idea de la posibilidad de llegar a compromisos en los Presupuestos. A este primer gran acuerdo, le sucedieron la adhesión del PP a la reforma fiscal, y el posterior compromiso de socialistas y populares para facilitar las Cuentas de 2014.

el hándicap Sin embargo, estos acuerdos no se han podido trasladar a otras materias, especialmente a la pacificación y convivencia. Dos años después del fin de la lucha armada de ETA, el proceso de paz se encuentra en punto muerto, sin que la organización armada haya dado el paso, reclamado por la sociedad vasca, de entregar las armas y disolverse. Por otro lado, el Gobierno de Rajoy nada ha hecho para propiciar que la organización terrorista dé pasos al frente. Así, se niega a flexibilizar la política penitenciaria y la sentencia del Tribunal de Estrasburgo que tumbaba definitivamente la doctrina Parot, con la consiguiente excarcelación casi inmediata de más de sesenta presos de ETA -y su impacto en la opinión pública española-, no augura que Madrid vaya a iniciar medidas de distensión. Todo lo contrario. El Gobierno español, por ejemplo, no ha respondido al plan reinserción que Urkullu presentó a Rajoy.

En Euskadi las cosas no van mucho mejor. Se podría decir, incluso, que se han dado pasos atrás. El foro parlamentario donde estaba previsto que los partidos políticos pusieran las bases para la convivencia en este nuevo escenario de paz está en stand by y sin perspectivas realistas de futuro. PP y UPyD nunca llegaron a tomar parte en la Ponencia de Paz. El PSE consumó su actitud errática en esta materia anunciando el pasado septiembre su salida de la misma por considerar que EH Bildu no asume el suelo ético aprobado por el Parlamento.

Esta misma semana, los socialistas han consumado su portazo al tiempo que sorprendían a propios y extraños con su virulento ataque al Pan de Paz y Convivencia del Gobierno Vasco, rechazo al que se suma el PP. Lo llamativo es que EH Bildu también denosta el plan, por motivos diametralmente opuestos. Pero el Ejecutivo desarrollará el plan con o sin su plácet.

Lo cierto es que desde la izquierda abertzale tampoco se están dando muchas facilidades para propiciar una vía de diálogo en el que puedan caber todos. Se le reprocha a Sortu su ausencia de autocrítica del pasado, en concreto de su trayectoria política y de la de ETA. El rebrote de la kale borroka en las últimas semanas ha alimentado aún más si cabe las reticencias del resto de formaciones sobre las verdaderas intenciones de la izquierda abertzale.

En cuanto al debate sobre el autogobierno que se activará en próximas fechas en la ponencia sobre el nuevo estatus político que propone el PNV, todo son incógnitas. El conjunto de los partidos han anunciado su intención de participar, aunque se adivina que el consenso en esta materia será enormemente complicado ya que cada formación parte con objetivos muy alejados.

plana oposición Los sondeos revelan que el PNV apenas ha sufrido desgaste durante este año. En la tribuna parlamentaria se demuestra que la principal formación de la oposición, EH Bildu -coalición que por otra parte disputa muy duramente al PNV el electorado abertzale- tiene verdaderos problemas para despuntar en su labor de controlar al Gobierno, volcados en los asuntos relacionados con el conflicto político. Un ejemplo reciente de esta plana oposición es la presentación de un centenar de enmiendas parciales al proyecto del Presupuestos de 2014 mientras que el PP, por ejemplo, con menos de la mitad de parlamentarios que los soberanistas, ha registrado más de seiscientas.

La falta de liderazgo de la portavoz parlamentaria de EH Bildu, Laura Mintegi, tampoco ayuda a la coalición a marcar un perfil contundente como primer partido de la oposición. Julen Arzuaga, como portavoz adjunto, dedicado a los asuntos de pacificación, le ha restado protagonismo, así como un parlamentario raso como es Hasier Arraiz, pero cuyas intervenciones comienzan a despuntar, no en vano preside Sortu, la marca de la izquierda abertzale y la que en definitiva guía los pasos de la coalición.

Tampoco la gestión de gobierno de EH Bildu en las dos principales instituciones guipuzcoanas ha podido hacer sombra a Urkullu. De hecho, la polémica gestión de Martin Garitano al frente de la Diputación de Gipuzkoa parece girar en torno a la gestión de los residuos urbanos, y su gran éxito se limita a paralizar la construcción de la incineradora. Incluso la política fiscal del territorio no la marcará el diputado general de Gipuzkoa, sino que tendrá que ser reformada, en contra de su criterio, como consecuencia del pacto fiscal rubricado entre PNV, PSE y PP.

frente a madrid Siempre que no se trate de asuntos relacionados con la paz y la convivencia, el Gobierno de Urkullu se encuentra razonablemente satisfecho de sus relaciones con el Gobierno de Madrid, con el que mantiene abiertos cauces de comunicación que buscan solventar las discrepancias relacionadas con las leyes que aprueba el rodillo del PP en el Congreso de los Diputados. Aunque persiste el enfrentamiento en muchas materias -un ejemplo es la ley Wert- algunas disputas han podido reconducirse. En este sentido se ha pactado la Ley de Cajas para preservar la obra social, se han blindado los ayuntamientos vascos frente a la reforma local y se ha podido acordar un déficit para Euskadi menos perjudicial de los previstos inicialmente. En los últimos días, se ha encauzado la reforma del Concierto para recaudar en Euskadi los nuevos impuestos del juego y energía, lo que proporcionará más recursos para invertirlos en la reactivación económica y la creación de empleo.

El Ejecutivo del PNV considera que está desarrollando cerca del 80% de los puntos del programa de gobierno

primer aniversario en ajuria enea

Urkullu ha atado acuerdos con PSE y PP, pero también con EH Bildu a través de la diputación que gobierna

El Gobierno sabe que no es hora para la euforia: el paro no da un respiro y apenas hay pasos hacia la convivencia