bilbao. Más de un centenar de personas, entre las que se encontraban representantes políticos del PNV, EA, PSE y Aralar, así como familiares y allegados de Inaxio Uria, recordaron ayer en Azpeitia a este empresario, cuando se cumplen cinco años de su asesinato por ETA. No hubo presencia de miembros de Sortu ni del PP.

La concentración silenciosa se prolongó por un cuarto de hora junto al monolito colocado hace cuatro años en memoria de Uria, al lado del restaurante Kiruri, en el barrio azpeitiarra de Loiola, donde el empresario guipuzcoano fue tiroteado por un miembro de ETA cuando se dirigía al establecimiento hostelero. A este acto de recuerdo asistieron familiares y allegados de Uria y trabajadores de la empresa Altuna y Uria, de la que era fundador Inaxio.

Por parte de los partidos, han estado presentes los dirigentes del PNV Andoni Ortuzar y Joseba Egibar, así como los representantes de EA Pello Urizar y Juanjo Agirrezabala. La secretaria de organización de Aralar, Rebeka Ubera, acudió en representación de la formación, mientras que, por parte del PSE, estuvo presente su secretario general en Gipuzkoa, Iñaki Arriola. Desde las instituciones estuvieron presentes la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria, y la consejera de Empleo y Competitividad del Gobierno Vasco, Arantza Tapia. Además, el empresariado vasco estuvo representado por el presidente de Confebask, Miguel Ángel Lujua.

Al término de la concentración, Miren Uria, sobrina del empresario asesinado, quiso agradecer a los presentes en la concentración, a las instituciones y a los medios de comunicación por el trato dado a la memoria de Inaxio. "Aquí vienen los que quieran venir y nos hemos sentido siempre muy arropados", señaló Uria, quien insistió en que a este acto acude "el que le ha conocido, el que le quiere y el que quiere honrar su memoria".

El pasado sábado, la familia Uria Aramendi envió a los medios un comunicado con motivo del quinto aniversario del asesinato de Inaxio en el que recordaban "al marido, padre, hermano y amigo que nos arrebataron" y señalaban que, aunque "posiblemente cada uno de nosotros hemos gestionado nuestros sentimientos de formas muy diferentes, el sabor final siempre sea el mismo: dolor, recuerdo y carencia". "A ese sufrimiento poco a poco nos gustaría ir añadiendo otro matiz, la esperanza. La esperanza en la justicia, en la memoria. Esperanza en un proceso de cambio de nuestra sociedad sin olvidos, con memoria y justicia. Esa justicia que no siempre va unida a la ley", apuntaban.

En estos "tiempos convulsos" consideran "importante" anteponer la ética y los valores humanos. "Los que han causado tanto sufrimiento asesinando cobardemente niños, mujeres y hombres, deben de cumplir sus condenas íntegras. Ellos son los que deben de sentir la presión, no nosotros", añadían.