Bilbao. Cuando presentó su Plan de Paz y Convivencia, el Gobierno Vasco ya contaba con que desataría pasiones encontradas entre los partidos y los agentes sociales, como siempre lo hace cualquier propuesta relacionada con una cuestión tan sensible como la pacificación. Todas las formaciones del Parlamento lo criticaron, aunque se centraron más en lamentar su lenguaje que en cuestionar sus objetivos y su metodología -estudiar todas las vulneraciones de derechos humanos, construir centros de la memoria o educar en convivencia-, aspectos de fondo con los que parecen comulgar en buena medida. Al margen de UPyD, que se borra de prácticamente todos los consensos, el PP parece el hueso más difícil de roer para la Secretaría de Paz de Jonan Fernández. Sus habituales recelos ante iniciativas de esa naturaleza y la complicada situación interna que vive la formación tras el varapalo contra la doctrina Parot y la rebelión de ciertas asociaciones de víctimas podrían complicar su apoyo. Sin embargo, ayer se acercó al plan. El partido apostó por "exigir un suelo ético" a quienes no condenan a ETA, precisamente el mismo punto que reforzará Lakua en su propuesta para recabar el mayor consenso, tal y como adelantó DNA en su edición del domingo. De hecho, consideró que cualquier modificación en esa clave supone un paso "en la buena dirección".
En una entrevista con Radio Euskadi, el secretario general del PP de la CAV, Iñaki Oyarzábal, dejó claro que los populares aplaudirán que se profundice en la exigencia del suelo ético siempre y cuando redunde en "cambios sustanciales". "En todo caso, es un plan del Gobierno y, desde el principio, le trasladamos que lo más importante es que en él se pueda sentir reconocida una inmensa mayoría de la sociedad vasca, también las víctimas", añadió. A su juicio, si los objetivos del plan consisten en "deslegitimar el terrorismo y construir la convivencia, pasan por señalar muy bien a aquellos que trataron de dinamitar nuestras instituciones" y por hacerlo, en su opinión, reivindicando el suelo ético.
El acuerdo A pesar de que la posición del PP dependa del aval definitivo de Arantza Quiroga, las palabras de Oyarzábal abren un resquicio al entendimiento y a que los populares puedan respaldar el plan, aunque con matices y con un apoyo crítico. El suelo ético, pactado la pasada legislatura en la Ponencia de Paz y revalidado este año en el pleno del 22 de marzo, apuesta por reconocer la responsabilidad de cada cual en el pasado, promover la memoria como "herramienta esencial para la deslegitimación ética, social y política del terrorismo", y evitar una verdad "amnésica", entre otros puntos.
El lehendakari ya lo puso en valor en la reciente celebración del Día de la Memoria, y el propio plan incorpora en su primer microacuerdo un compromiso con la valoración crítica del pasado, aunque Lakua citará ahora el suelo ético expresamente. El Consejo de Gobierno lo aprobará el día 26, aunque podría presentarse a finales de esta semana. Al ser un plan de Gobierno, saldrá adelante con independencia de los apoyos que sume. Hasta la fecha, PSE y PP lo han visto escorado hacia la izquierda abertzale. Aunque la incorporación de ese suelo ha sido la gran exigencia del PP y de algunas víctimas, también podría servir para vencer resistencias en el PSE, que lo ha reivindicado incluso con mayor fervor en los últimos tiempos. Los constitucionalistas ven en ese suelo un instrumento de presión hacia la izquierda abertzale para que sea ella quien dé pasos, de modo que podría interpretarse que el blindaje de ese punto podría alejar a EH Bildu. Sin embargo, tampoco tendría motivos para desmarcarse por esa cuestión: aceptó el suelo ético como documento de trabajo de la Ponencia de Paz en la reunión del 13 de mayo, al margen de las discrepancias y de que aspirara a cambiarlo.
La discusión sobre ese suelo acabó dinamitando la ponencia. El PSE exigió a Bildu que no se limitara a aceptarlo como documento de trabajo, sino que lo asumiera en persona y, vista su negativa, abandonó el foro no sin antes acusar al PNV de no haber defendido con el mismo ahínco esos principios. El PP llegó a abrir la puerta a sumarse a los trabajos si se pusiera en valor ese suelo ético. En ese sentido, la apuesta de Lakua por reforzar las referencias en el Plan de Paz podría mejorar el clima y allanar la reactivación de la ponencia.