Marta Martínez

Bilbao. "La década pasada fue una década ganada en América Latina", constata el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, quien, sin embargo, matiza: "Aunque parezca la tierra prometida, aún no lo es". Este economista y político uruguayo impartió en la Universidad de Deusto la conferencia América Latina en la era de la globalización, en la que destacó el boom económico que ha vivido la región en los últimos años gracias a los altos precios de las materias primas. Iglesias se reunió después en Gasteiz con el lehendakari, Iñigo Urkullu, con quien selló un acuerdo marco para profundizar las relaciones de colaboración entre el Gobierno Vasco y la Secretaría General Iberoamericana con el fin de establecer alianzas en sectores estratégicos, como la innovación en pequeñas y medias empresas.

Tras medio siglo de una complicadísima coyuntura económica, en la que "perdimos prácticamente dos generaciones", en la actualidad "somos la región emergente del mundo occidental", valoró ayer Iglesias. Según el secretario iberoamericano, la situación actual se debe, fundamentalmente, a la aparición de China en el mercado latinoamericano. "En América Latina producimos alimentos, tenemos el 15% de las tierras fértiles en franca revolución tecnológica; tenemos una reserva de metales espectacular (50% del cobre, 25% de hierro); grandes reservas en materia energética, disponemos de todas las fuentes de energía, sobre todo hidráulica, y tenemos también carbón, petróleo, gas. La región tiene esos tres grandes puntales, que son los que necesita el mundo oriental. A partir de ese momento, América Latina empezó a reducir sus deudas, a aumentar sus reservas, a lograr estabilidad financiera y a ser un foco de atención de inversiones. La empresa española, por ejemplo, hizo una gran apuesta", explica.

En este punto, Iglesias precisó que la gran reserva de materias primas no es suficiente para lograr desarrollo y salarios de calidad. "Hay que dar un paso adelante en innovación, exportación e industria. No podremos tener desarrollo de calidad si no damos un paso adelante", sostuvo.

Los retos del futuro El crecimiento económico de los últimos años ha llevado a 50 millones de latinoamericanos a ingresar en la clase media. "Es un mundo mejor, más estable, pero más difícil de administrar políticamente. Estas personas son ahora más exigentes y el mundo político creo que aún no está preparado para hacerse cargo de sociedades que salen a la calle, que protestan, que piden calidad de educación o educación gratuita. El mundo de clases medias demandantes va a requerir otro tipo de política", agregó quien fuera también presidente del Banco Interamericano de Desarrollo y ministro de Asuntos Exteriores de Uruguay.

A punto de dejar el cargo de secretario iberoamericano, que ostenta desde 2005, Iglesias se mostró optimista respecto al futuro de la región, siempre y cuando, señaló, "seamos capaces de mantener la disciplina macroeconómica; tener un mundo bajo control -sobre todo que China no se venga abajo- y hagamos las reformas que nos quedan por hacer". En primer lugar, el economista y político uruguayo destacó la reforma educativa, porque, según dijo, falta calidad. "Ese es el gran desafío", sostuvo. "En segundo lugar son necesarias reformas de la productividad. ¿Qué implica eso? Más infraestructura, mejor logística, mejor capacidad de introducción de las tecnologías, una capacidad permanente de innovación...", explicó.

En tercer lugar estarían las reformas sociales. "América Latina avanzó mucho, pero no lo suficiente. Tenemos países como Uruguay con un 98% de cobertura social y otros que apenas alcanzan al 20%. Se requiere más impuesto y mejor calidad del gasto", afirmó.

Además, Iglesias sostiene que "nuestros estados se quedaron completamente atrasados frente a las demandas del mundo moderno", por lo que haría falta también una reforma de Estado. Por último, el secretario iberoamericano apuesta por revisar la integración regional. "Solo tenemos entre 15 y 20% de comercio entre la región. Es decir, fracasamos de alguna manera. Tiene que mirarse hacia dentro para mejorar la capacidad de competencia y tener una posición más vigorosa en los mercados internacionales", subrayó.