washington. La joven activista paquistaní Malala Yousafzai, que estuvo a punto de perder la vida en un ataque talibán en represalia por sus campañas a favor de la educación en el Valle del Swat (noroeste de Pakistán), donde residía, fue recibida ayer en el Despacho Oval de la Casa Blanca por el presidente estadounidense, Barack Obama, su esposa, Michelle, y su hija de 15 años, Malia. La recepción fue "para agradecerle por su trabajo inspirador y en nombre de las educación de las mujeres en Pakistán". Ayer, en la sede del Banco Mundial (BM), en Washington, Malala participó en un acto para celebrar el Día Internacional de la Niña. En su coloquio con el presidente del BM, Jim Yong Kim, Malala aseguró que "alzando nuestros libros y lápices podemos alcanzar todos nuestros objetivos". "Si se quiere acabar la guerra con otra guerra nunca se alcanzará la paz. El dinero gastado en tanques, en armas y soldados se debe gastar en libros, lápices, escuelas y profesores", afirmó la joven pakistaní.
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