Marta Martín

Nueva York. Una Euskadi que en 2020 esté situada entre los tres primeros puestos del mundo en índice de desarrollo humano, con tasas menores de pobreza y de paro, con una paz consolidada y que haya ejercido el derecho a decidir su propio futuro. Es el horizonte, el deseo, que el lehendakari Iñigo Urkullu trasladó ayer desde la Universidad de Columbia en Nueva York, última parada de su viaje institucional de una semana por EEUU.

El escenario en el que planteó "nuestro desafío como sociedad" no fue escogido al azar, sino por su importancia histórica, ya que allí se ofreció amparo al primer lehendakari, José Antonio Aguirre, durante su exilio en la dictadura franquista. Un desafío "ilusionante", expuso Urkullu ante una treintena de expertos de una decena de universidades de Estados Unidos, a los que trasladó su intención de trabajar para lograr una nueva Euskadi cuya palanca de transformación sea la paz. Como invitado de excepción entre los asistentes se encontraba el lehendakari Juan José Ibarretxe, docente en la propia universidad de Columbia.

Para alumbrar esa nueva Euskadi en 2020, Urkullu reiteró su compromiso de abordar el reto político de relación con el Estado español, "porque lo merecemos para vivir mejor". Un deseo ya recogido en su hoja de ruta electoral y fechado en 2015 con el Parlamento vasco como escenario para su debate. "Hoy, después de más de treinta años desde su aprobación, tenemos derecho a negociar un nuevo Estatuto de relación política con el Estado español", aseguró. No en clave de ruptura, añadió, sino con base en la bilateralidad, el respeto mutuo para el "reconocimiento de nuestra identidad como nación europea".

La consolidación de la paz se constituye como otro de los ejes para definir esa Euskadi en 2020. Un segundo reto social en el que Urkullu recordó la responsabilidad "histórica" de los partidos políticos para su consolidación porque "es una oportunidad que no podemos, que no debemos desaprovechar". Pero el siguiente paso "lo tiene que dar ETA", para continuar así el camino iniciado hace dos años con el anuncio del cese definitivo de su actividad armada. Todavía queda su desarme unilateral, recordó el lehendakari, para pasar página como desea la sociedad vasca. "No sé si el mundo se ha dado cuenta" de que Euskadi vive un escenario de ausencia de violencia por primera vez en 50 años, aseguró durante su discurso, "pero nosotros sí, se lo puedo garantizar".

Implantación global También ambicioso fue el objetivo expresado por Urkullu de que la CAV se sitúe en un plazo de siete años entre los tres primeros puestos del mundo en el índice de desarrollo humano y que consiga una tasa de pobreza inferior al cinco por ciento. Porque hoy, recordó, a pesar de que el PIB per cápita vasco se sitúa en índices "muy superiores" a los del Estado español o la media europea, el riesgo de pobreza es el doble.

Finalmente, abogó por reducir la tasa de paro, "nuestro talón de Aquiles", dado que en los últimos años se ha duplicado por culpa de la actual crisis. Pese a ello, el lehendakari se mostró "plenamente convencido" de que Euskadi será capaz de superar la actual situación adversa, "al igual que lo hemos hecho en el pasado".

En este contexto, hubo tiempo para lanzar una reflexión general sobre la economía vasca, que "ha dejado de ser cautiva del Estado español" dado que este mercado "sólo representa el 45 por ciento de nuestras ventas al exterior". Pese a ello, Urkullu reiteró la idea que ha venido defendiendo durante este viaje ante empresas vascas afincadas en Estados Unidos: que es prioritario impulsar la internacionalización porque "nuestra apuesta tiene que ser la implantación global en todos los mercados".

Urkullu expuso su estrategia Euskadi 2020 ante numerosos expertos de universidades como la de Nevada, Nueva York o Washington. Destacada la presencia del director del Centro Internacional para la Cooperación y Resolución de Conflictos, Peter Coleman, o de Andrea Bartoli, fundador del centro para la Resolución de Conflictos Internacionales de la propia universidad de Columbia. Bartoli, en una breve intervención, consideró que Euskadi presenta la particularidad de encontrarse en el centro de "dos contradicciones", el caminar hacia un mundo que, pese a contar con cada vez mayor número de Estados, se configurará en base a grandes bloques como América o Europa, por ejemplo.