Barcelona. El Govern catalán no está dispuesto a ceder en sus aspiraciones de "emancipación" y dentro de su ofensiva pretende demostrar que es el Estado el que le ha empujado a buscar un nuevo estatus. El Gabinete de Artur Mas ultima un informe con todas las "deslealtades" del Estado hacia Catalunya desde el punto de vista económico, competencial y en cuanto a lengua, cultura y valores democráticos.
Según explicó ayer en una entrevista a la Agencia Catalana de Noticias el conseller de la Presidencia, Francesc Homs, el objetivo es hacer un listado completo de los "agravios" que sufren los catalanes y de ese forma reforzar la necesidad de establecer un diálogo con el Ejecutivo de cara a la consulta.
El documento, que será aprobado por el Govern en el consejo de gobierno de mañana martes o en el próximo, se enviará a Mariano Rajoy y otras autoridades españolas. Además, también se trasladará copia a la comunidad internacional para hacer pedagogía de cuál es el estado de la situación y por qué es necesario abrir una negociación con Madrid. De hecho, el subtítulo del informe será El estado del diálogo. Homs desgranó los tres grandes bloques de este informe que pretende ser "completo y exhaustivo". En el primero se situará todo lo relativo a la lengua, la educación, la cultura y los valores democráticos. El segundo punto irá ligado al marco competencial, todos los conflictos con el Tribunal Constitucional, las normativas catalanas que el Gobierno ha impugnado.
Finalmente, en un tercer apartado habrá la identificación de las deudas, tanto las que están escritas como las que están contabilizados de una manera más política. En este sentido, el Govern contempla las deudas que el Estado no ha asumido pero también las que son consecuencia de decisiones del Ejecutivo, que obligan la Generalitat a tener gasto. Un ejemplo sería la ley de la Dependencia o el impuesto sobre depósitos bancarios.
El conseller estima que el documento ofrecerá una "foto de cuál es la situación de la lealtad institucional del Gobierno", y lo hará justo en cuando la Generalitat está inmersa en un proceso de diálogo con el Ejecutivo español por la consulta.
Homs recordó asimismo que el momento elegido para lanzar esta iniciativa también coincide con la presentación de los Presupuestos Generales del Estado, que "castigan" a Catalunya.
"El resultado hoy después de 30 años de intentos diversos de colaboración, de terceras vías, es que quieren cargarse cosas que estaban consolidadas, como un mínimo nivel de inversión en Catalunya y la inmersión. Este es el premio a colaboraciones de todo tipo", lamentó. El PSC criticó la elaboración del informe al considerar que no crea el ambiente propicio para negociar con Madrid.
Encuesta La tensión en Catalunya tiene una derivada muy clara en los equilibrios de fuerzas entre partidos. Así, mientras el Parlamento proporciona la foto fija que dejaron las últimas elecciones autonómicas, las encuestas continúan revelando un aumento de las bases de apoyo al nacionalismo. Sin embargo, Esquerra Republicana de Catalunya es la que más partido saca del descontento de unos ciudadanos frustrados por la crisis y con aspiraciones de avanzar hacia otro estatus político.
Según una encuesta encargada por La Vanguardia, si hoy se celebraran unas elecciones al Parlament, CiU y ERC lograrían una horquilla de entre 36 y 37 escaños. Ese empate técnico tendría en cualquier caso un claro vencedor, la formación republicana subiría entre 15 y 16 parlamentarios, mientras que los convergentes perderían entre 13 y 14. CUP, otra formación independentista de izquierdas duplicaría sus parlamentarios y llegaría a 6. Socialistas y populares retrocederían en cerca de 5 escaños.
La Vanguardia estima que estos resultados romperían "en pedazos el mapa electoral catalán de la transición", caracterizado por la pujanza de la alternativa de los socialistas a la hegemonía de CiU. En otras palabras, el electorado premia a las formaciones que apuestan por avanzar y castigan a las que optan por quedarse en el escenario actual.