Ibai Fernandez

Pamplona. En una imagen sin precedentes, el Parlamento de Navarra retiró ayer su confianza a la presidenta del Gobierno y reclamó la convocatoria inmediata de elecciones. En cinco resoluciones, una por grupo presentadas de forma coordinada, la oposición puso en evidencia la soledad política en la que queda a partir de ahora Yolanda Barcina, que sale del Debate del estado de la Comunidad con la constatación reiterada de que no tiene el apoyo necesario para gobernar.

Un gesto simbólico, sin efectos prácticos, y que en realidad no cambia el marco previo al debate de política general. Pero, sin embargo, lleva implícita una importante carga política, al trasladar la responsabilidad del bloqueo al Palacio de Navarra. Algo que sin embargo no parece preocupar en exceso a la presidenta, asumido como tiene que el año y medio que resta de legislatura deberá caminar en solitario. Un problema grave para un Ejecutivo sin margen de acción económica y que ahora ve limitada también su actuación política.

El Pleno de política general derivó así en una moción de confianza en la que Barcina salió claramente derrotada, pero que no deja ningún ganador. No lo es el PSN, corresponsable de una situación institucional que descarta solventar mediante una moción de censura, como le reclaman el resto de grupos, y a la que incluso le reta la presidenta. Tampoco salen reforzados el resto de la izquierda parlamentaria, diluida en la confusa votación de las conclusiones debatidas ayer, en las que hasta los dos grupos coaligados en EH Bildu evidenciaron algunas diferencias estratégicas. Una muestra más del largo camino que todavía tiene por delante la oposición para convertir su mayoría de oposición en mayoría de gobierno. Y que les va a costar hacer real y creíble.