roma. El primer ministro italiano, Enrico Letta, reforzado tras haber obtenido en las últimas horas el renovado apoyo del Parlamento poniendo fin a una crisis política que sumió al país en la incertidumbre, sigue adelante, mientras los interrogantes se ciernen ahora sobre el futuro de Silvio Berlusconi. Letta volvió al trabajo en una jornada en la que las disputas políticas quedaron, sin embargo, relegadas a un segundo plano ante la inesperada tragedia del naufragio de una embarcación en aguas de la italiana isla de Lampedusa.
Berlusconi es considerado el gran perdedor de la jornada del miércoles, ya que tras haber provocado la apertura de la crisis el pasado sábado al obligar a dimitir a los 5 ministros del gabinete Letta que pertenecían a su partido, el Pueblo de la Libertad (PDL), tuvo que dar marcha atrás y apoyar la moción de confianza. El ex primer ministro afronta ahora las fuertes tensiones que han quedado en su formación y, a partir de hoy, el trámite que puede dejarle sin su escaño en el Senado. Y es que mientras Letta obtenía ayer el respaldo del Parlamento, incluso con márgenes mayores a los que logró en su investidura, y con el reconocimiento a su labor y a la estabilidad que ofrece a Italia, el PDL se resquebrajaba.
Las tensiones en el seno de la formación conservadora fueron en aumento después de que un grupo de senadores del PDL se desmarcaran de la línea de Berlusconi y decidieran apoyar a Letta en la moción de confianza que afrontaba en la Cámara Alta. A primera hora eran una docena, poco después 25 y cuando ya se contaban 40 insumisos a Berluscon', éste se dio por vencido y votó a Letta para evitar la humillación. Con esta toma de posiciones se sellaba la ruptura dentro de la formación entre el ala más radical, dispuesta a abocar al país a elecciones anticipadas, y el ala moderada, decidida a apoyar al Gobierno en este momento delicado. El respaldo a Letta de los llamados disidentes del PDL llegaba, además, después de que el secretario del partido, Angelino Alfano, hasta ahora considerado el delfín político de il Cavaliere, pidiera un voto de todo el partido a favor del Ejecutivo, en un comportamiento interpretado como un desafío directo a Berlusconi.
sin salida Acorralado y sabedor de que Letta contaba con los números necesarios para superar el trámite parlamentario con o sin su apoyo, Berlusconi optó por dar marcha atrás y, tras encontrar en el discurso que el primer ministro pronunció ante el Parlamento antes del voto la justificación necesaria, anunció que le brindaba su apoyo. Sin embargo, nadie olvidó que durante las horas anteriores il Cavaliere, a través de sus parlamentarios fieles, había clamado su rechazo a apoyar a Letta y la maniobra de marcha atrás fue vista como un intento de esconder una derrota, como indicaron algunos de los miembros de la formación del primer ministro, el progresista Partido Demócrata (PD). Ahora además, los traidores o disidentes, como se les ha llamado, estudian la creación de grupos parlamentarios independientes en el Parlamento.
Si el PDL parece estar llegando a su fin, al menos con la composición que hasta ahora se había mostrado, siempre compacta y con cierre de filas alrededor de Berlusconi, queda también por ver cómo se dará forma al nuevo sujeto político que il Cavaliere quiere revivir bajo el nombre de Forza Italia, formación con la que entró en la política hace ya veinte años. Asimismo, otro de los problemas más acuciantes con los que debe lidiar ahora Berlusconi es la reapertura de los trabajos de la Junta para las Elecciones y la Inmunidad, que debe decidir sobre su expulsión del Senado tras su condena firme a 4 años de cárcel por un delito de fraude fiscal en el caso Mediaset. Hoy la Junta celebrará una audiencia pública en la que está previsto que la defensa del político conservador presente su alegato, antes de que sus miembros se retiren a deliberar, en un debate en el que los números juegan en contra de il Cavaliere. Berlusconi está así de nuevo ante el trámite que intentó evitar con sus amenazas.