Bilbao. El diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano, volvió ayer al punto de partida. Tras dos años de legislatura, recuperó en el arranque de su tercer curso político la oferta que hizo a la oposición, en especial al PNV, en su sesión de investidura: "Tiendo la mano al PNV para que construyamos juntos Gipuzkoa y Euskal Herria, pese a tener distintos pensamientos e incontables encontronazos".
Consciente de su mayoría relativa en las Juntas (tiene el apoyo de 22 junteros de Bildu y uno de Aralar), el diputado general regresó a 2011, pero la oposición evidenció que el tiempo ha avanzado. Lo hicieron el PNV y el PSE, que acordaron presupuestos con el Gobierno foral para 2012 y 2013, respectivamente, tras lo que salieron escaldados. Ayer, ninguno de los portavoces concedió credibilidad a las propuestas de Garitano, cuyo discurso coincidieron en calificar de "autocomplaciente".
Tras unos cinco minutos iniciales en los que el jefe del Ejecutivo valoró la operación del pasado lunes contra Herrira y soliviantó a las bancadas socialista y popular, Martin Garitano hizo un repaso general de casi hora y media de su gestión. Sin grandes novedades, trató de impulsar la idea de "cambio de modelo en Gipuzkoa" y, mediante una amplia retahíla de indicadores, defendió que, "pese a estar en medio de una crisis estructural, Gipuzkoa no está sumida en la destrucción, por mucho que otros lo digan (o deseen)".
El máximo responsable del Gobierno foral arrancó su discurso, casi íntegro en euskera, defendiendo la fiscalidad guipuzcoana, criticó en varias ocasiones a territorios vecinos (sobre todo, Bizkaia), garantizó estabilidad presupuestaria a los consistorios y anunció que en 2014 las cuentas "mantendrán los gastos" de este año. Pero a continuación se encontró con las críticas de los grupos de la oposición.
El portavoz jeltzale, Markel Olano, denunció el tono "autocomplaciente y agresivo tanto con el resto de partidos políticos de la oposición como con el resto de instituciones de la CAV". Después de abordar cuestiones como la crisis, donde reclamó apoyo para la industria, evidenció que el Ejecutivo foral "destruyó Gipuzkoa Aurrera para poner en marcha Gipuzkoa Saretzen, dentro de su política de una nueva Gipuzkoa, que el diputado general ni ha citado en su discurso".
Aunque el PNV era el destinatario preferente de su mano tendida, Garitano se topó con su negativa. Olano le respondió que su formación estaría dispuesta a colaborar en determinadas cuestiones que es necesario trabajar entre los abertzales, pero que Bildu ha quebrado la "confianza mínima" para ello: "Un enfrentamiento que no es producto de las malas o buenas palabras de los responsables políticos, sino de una praxis continuada a lo largo de estos dos años de gestión, en los que ha tenido una actitud prepotente, con ataques personales y manipulaciones. Bildu ha utilizado el poder de las instituciones para atacar al PNV".
"Otra izquierda" Garitano tampoco encontró respuesta afirmativa en el PSE. Romero, que evidenció que las relaciones entre el PSE y Bildu pasan por uno de los peores momentos de la legislatura, rechazó de plano un entendimiento con el Gobierno foral tras un discurso "decepcionante, irreal, miserable, cargado de odio y animadversión". Por esta razón, dijo que Gipuzkoa "necesita otra izquierda que separe lo posible de lo imposible, logrando consensos, sobrepasando dogmas y superando posicionamientos excluyentes".
El portavoz del PP, Juan Carlos Cano, que arrancó su discurso eminentemente económico con una réplica a las palabras de Garitano a cuenta de Herrira, preguntó a continuación al PNV si, tras la oferta del diputado general, optará "por Lizarra o por el pacto con el PSE y el PP", tal y como ha hecho al abrir un nuevo tiempo de entendimiento entre la oposición. "La moción de censura parece que no está en su agenda", reconoció Cano en alusión al PNV, "pero esperamos que los problemas de los guipuzcoanos sí. Y espero que trabajemos estos presupuestos".